La educación es la única arma para combatir las injusticias, las desigualdades y la discriminación

sábado, 30 de mayo de 2020

MI VIAJE A LOS CAMPAMENTOS DE TINDUF.


UN ANTES Y UN DESPUÉS:
MI VIAJE A LOS CAMPAMENTOS DE TINDUF
Los campos de refugiados de la provincia de Tinduf se encuentran en el suroeste de Argelia. Están habitados por refugiados saharauis que huyeron tras la marcha verde y que supuso el final de la presencia española en el Sáhara Occidental. Comenzó el 6 de noviembre de 1975.

 Tuve la ocasión de visitar los campamentos de Tinduf gracias a la invitación que me hizo mi amiga Gely Ariza, Presidenta de la Federación de Asociaciones Solidarias con el Sáhara de Andalucía. Esta visita tenía como fin, poner la primera piedra para la posterior construcción de escuelas, por parte de diversas autoridades del campo de Gibraltar. El objetivo era alfabetizar a mujeres saharauis y proporcionarles una formación para una posterior cualificación mínima en el ámbito profesional, como enfermeras, secretarias, maestras…etc.










Cuando llegué a los Campamentos me quedé sorprendida al comprobar la forma de vida de estos refugiados en pleno desierto de Argelia. Cuesta creer que sus más de 150.000 habitantes hayan podido sobrevivir tantos años, en medio de la arena, sin agua y sin las necesidades más básicas. La vida diaria de sus habitantes trascurre, repartidos entre jaimas y casas de ladrillos de barro. Las mujeres y hombres saharauis han sido capaces de construir pilares básicos de un Estado en medio de la nada: colegios, hospitales, pozos, electricidad… Infraestructuras mínimas, precarias, pero que permiten habitar uno de los territorios más inhóspitos del mundo.

 Por mi vínculo con la enseñanza, lo que más me interesó fue la organización educativa que se había establecido para garantizar la educación de los niños y niñas saharauis. Los más pequeños son acogidos en las Tarbias, son como guarderías y se trabaja los conceptos básicos fundamentales. Después pasan a las Madrasas que son los colegios desde los 4 hasta los 6 años, donde se les prepara para sus estudios de secundaria. La mayoría del alumnado sabe hablar español y tiene un gran interés por todo lo relacionado con la cultura y la forma de vida de nuestro país, mostrando en todo momento una gran cercanía hacía todos los españoles que visitamos los Campamentos. Lo que nunca esperé fue el recibimiento que nos dieron, repleto de sonrisas y de alegría, sin recelar ante la presencia de tantos intrusos. Se desvelaron por demostrarnos cuáles eran sus conocimientos del español, emitiendo saludos y palabras sueltas de bienvenida durante todo el tiempo que duró nuestra visita.

 La falta de recursos materiales para ejercer la práctica docente es evidente en la visita a la Madrasa. Los niños y niñas se sientan en una gran alfombra y con apenas una pizarra y una tiza realizan su actividad educativa. La maestra ejerce su labor docente en medio de un calor insoportable y la carencia de material fungible y didáctico, intentando captar la atención del alumnado. Las madres ejercen una labor fundamental en todo el proceso educativo de sus hijos.





  Fue una gran sorpresa comprobar que la mujer saharaui no está relegada a un segundo plano como ocurre con la mayoría de las mujeres musulmanas de otros territorios. Las mujeres han construido la mayor parte de los campamentos de refugiados y llevan su organización completa. Los pilares de las estructuras de los campamentos son las mujeres e impera un matriarcado en todo las wilayas (provincias ). Participan en la toma de decisiones y ocupan puestos relevantes en todos los ámbitos organizativos del Estado.

  Descubrir la lucha por la supervivencia de un pueblo con raíces españolas en mitad de un paraje desértico fue de gran importancia en mi vida. Algo importante se removió dentro de mí. A la llegada a Ceuta no pude dejar todas aquellas vivencias en saco roto y decidí dedicar gran parte de mi vida a luchar por los más desfavorecidos, sobre todo mujeres y menores.

 Así fue como decidí crear una asociación ,que aunque no podía atender a los refugiados saharauis,por una serie de dificultades burocráticas, sí podría paliar las deficiencias educativas y sociales de un colectivo más cercano. Comprendí que a partir de esta experiencia habría un antes y un después de mi viaje a Tinduf.

 DIGMUN fue inscrita en el registro de asociaciones de Ceuta en diciembre del 2005, seis meses después de mi visita a los Campamentos saharuis y desde entonces, no ha dejado de trabajar por las mujeres, niños y niñas más vulnerable


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