La educación es la única arma para combatir las injusticias, las desigualdades y la discriminación

miércoles, 22 de febrero de 2023

UN AÑO DESPUÉS DEL CONFLICTO EN UCRANIA

LAS VÍCTIMAS MÁS INOCENTES DE LA GUERRA:

 Desde el año 2005 hasta el 2013 un grupo de familias de Ceuta se solidarizaron con los orfanatos ucranianos y decidieron acoger, de forma temporal, a menores que residían allí. El programa se llamaba “Saneamiento de menores ucranianos en período vacacional”. Esta iniciativa surgió de forma espontánea ya que fue una madre de acogida la que escuchó un llamamiento en la radio, donde se informaba de la necesidad de encontrar familias que se ofrecieran para esta causa. Inicialmente fueron cuatro familias las que se atrevieron a llevar a cabo tan difícil misión acogiendo a cuatro menores. En los años siguientes se fueron sumando familias y aumentaron los menores hasta llegar a ser, en ocasiones, más de quince niños que aprendieron hablar español, conocieron nuestra cultura y forma de vida y encontraron el afecto y el cariño que se les había negado en su corta vida. Muchos de estos menores, hoy jóvenes, dejaron de tener contacto con su familia por distintos motivos. Otros, sin embargo, siguieron teniendo comunicación frecuente y lazos afectivos con ella.


            ( menores ucranianos acogidos por familias de Ceuta)

 Al estallar la guerra, el 24 de febrero, solo las mujeres y los niños pudieron escapar de ese infierno y llegaron cargados de maletas y juguetes a la frontera polaca sin maridos o padres puesto que el gobierno prohibió la salida a todos los adultos en edad de combatir. Ante esta nueva situación muchas de las familias de acogida quisieron conocer el paradero de estos chicos. En la mayoría de los casos, no consiguieron ninguna información, pero en otros, consiguieron contactar y traerlos de nuevo a Ceuta, a pesar de los múltiples inconvenientes que esto supuso. Los menores que se encontraban en orfanatos, bien porque no tenían familias o porque estas no tenían recursos para poder mantenerlos, permanecieron en estas instituciones al estallar el conflicto bélico y más de 90.000 menores se quedaron en los orfanatos atrapados sin poder salir.

 Casi siempre son las mujeres y los niños los más vulnerables ante estos conflictos. Muchas mujeres en tiempos de guerra se convierten en desplazadas o refugiadas, a pesar de los peligros a los que se exponen, como el tráfico de personas y la trata con fines de explotación sexual. Los conflictos las separan de sus maridos, hijos y familiares, las dejan solas y en el exilio, las obligan a afrontar en solitario todas las responsabilidades y el cuidado de los hijos que se quedan a su cargo. En esta situación se encuentran muchas mujeres y sus hijos que salieron huyendo de la guerra y se refugiaron en países fronterizos como Moldavia, Polonia o Hungría, donde fueron acogidas por ONG, y otras instituciones. 

Una investigación, que se ha publicado este mes, llevada a cabo por varios periodistas de medios de comunicación públicos, entre los que se encuentra RTVE, bajo el paraguas de la Red de Periodismo de Investigación de la UER ha desvelado que centenares de menores ucranianos están siendo trasladados forzosamente desde Ucrania a Rusia. El Kremlin presume ante la comunidad internacional de estar salvando a los menores, mientras Kiev denuncia que es un “genocidio”, asegurando que la cifra de “menores robados” podría rondar los 13.000. El robo de niños es lamentablemente habitual durante los conflictos armados y Ucrania no es una excepción. Según la investigación, la mayoría de estos menores proceden de orfanatos y centros de acogida, aunque también hay otros que fueron separados de su familia al estallar la guerra, e incluso otros fueron enviados a campamentos de verano y nunca llegaron a ser devueltos. Se apunta también, que una vez que son acogidos por familias rusas, son forzados a recibir mensajes de propagando política rusa, con el fin de ideologizarlos a favor del Gobierno de Putin. Estas son una de las muchas consecuencias que sufren los menores tras un conflicto armado en cualquier lugar del mundo. Al año de estallar la guerra en Ucrania los resultados son devastadores: muchos niños han resultado muertos o heridos, son objeto de abusos sexuales, explotación o tráfico, se quedan sin educación y sanidad, ya que las escuelas y hospitales son destruidos. Los conflictos separan a las familias y dejan a miles de niños luchando por su propia subsistencia y la de sus hermanos.

 La sensibilización y cercanía de las familias que acogieron a menores ucranianos hacia la población infantil afectada por esta guerra, está basada, en gran parte, porque muchas de estas familias visitaron los orfanatos ucranianos, conociendo la realidad de los mismos en primera persona. El contacto directo con estos menores pone de manifiesto el doble sufrimiento que padecen: por sentirse fuera del seno familiar privándoles del cariño y el afecto necesario para crecer de forma saludable durante todos los años que dura su estancia en los orfanatos, y por sufrir todas las consecuencias de una guerra que les priva además de lo necesario para vivir dignamente y crecer de forma saludable hasta convertirse en adultos. 

Tres de estas niñas, ya adultas,  pudieron escapar de la guerra y han recibido  el cariño y el amparo de sus familias de acogida en Ceuta, como cuando siendo niñas venían de los orfanatos ucranianos. Un año después, estas mujeres y cuatro menores siguen a la espera de que la Ciudad Autónoma y su Consejería de Asuntos Sociales les conceda la ayuda que fue aprobada por el Gobierno en el Real Decreto del 1 de Agosto en el que Ceuta y Melilla quedaron excluidas. 

Los niños y las niñas son siempre las víctimas inocentes de los conflictos bélicos.