El club de lectura de la Biblioteca de Ceuta nos propuso que escribiéramos unos micro-relatos para leerlos posteriormente y adivinar el autor/a . También serviría de excusa para dialogar sobre los motivos de nuestra inspiración.
Escribí dos microrrelatos y estoy casi segura que casi todos los asistentes adivinaron que yo era la autora de los mismos por el tema que elegí, muy cercano a mi forma de ver la vida.
Surgió después la idea de asistir a un taller de escritura para aprender la técnica de esta creación literaria. Fue la escritora y profesora ceutí María Jesús Fuente, la que nos deleitó con su taller y nos dio algunas pautas para perfeccionar esas breves historias que queríamos contar
Esta fue mi pequeña historia que surgió después de tanta motivación
ACOMPAÑADA, SIN COMPAÑÍA
Descubrí por dónde sale el sol y por dónde se oculta, qué habitaciones eran las más soleadas y aquellas que permanecían inalterables con el paso de las horas. Los muebles adquirían un tono brillante cuando recibían los primeros rayos, y se oscurecían al caer la tarde. Los ruidos de los pisos vecinos se escuchaban a lo largo del día: el arrastrar de los muebles, el taconeo de la vecina, el correr del agua de la cisterna , e incluso “ El Resistiré” que sonaba en algunos balcones..
Disfruté del color
y del olor de las flores de la terraza, del revoloteo de algunos insectos que a
veces aparecían en la cocina, del aleteo de las palomas en la ventana, de todos
los cuadros que adornan mis paredes y que parecían olvidados y, sobre todo, de
los distintos tonos azules, verdes y grises que el mar y el cielo me regalaban
desde el amanecer hasta el anochecer.
El aplauso de las 8 me devolvía al mundo real. Comprendía
entonces, que cada percepción que entraba por mis sentidos se convertía en mi
nueva compañía.