La educación es la única arma para combatir las injusticias, las desigualdades y la discriminación

domingo, 19 de diciembre de 2021

 

LA DECADENCIA DE OCCIDENTE 

CARLOS LORENTE


Hoy 18 de Diciembre se conmemora el Día Internacional de las personas migrantes.

Este día que fue creado por las Naciones Unidas con el fin de trasladar a todas las personas desplazadas desde Europa por la 2ª Guerra Mundial. Que paradoja ¿no?

Ahora, finalizando 2021, tras casi 70 años de su creación, tanto la decadencia del sentido del porqué de su creación, como del contexto desde donde se fundó está más latente que nunca.

Llevamos años, quizás décadas, en las que el progreso de degradación en cuanto a políticas, acogimiento, sensibilidad, percepción y humanidad con respecto a las personas que migran, nos ha llevado a un momento álgido que necesita de una reflexión urgente. De una reflexión que tiene que ir, claro está, desde las esferas de decisiones, sí, pero también desde las esferas sociales en los que se ha interiorizado, de forma sorprendente, una visión de las personas que migran a nuestros territorios sensación de rechazo,  y miedos que nos hacen olvidar lo intrínseco de la migración en el ser humano.

Los discursos que se han ido cociendo y trasladando desde los diferentes canales de comunicación desde el odio han mostrado la peor cara del mundo occidental, la superficialidad moral en la que vivía y la hipocresía material que nos guiaba.

Hemos sido y somos los causantes directos de que miles de personas tengan que ser desplazados desde sus hogares para buscar una vida digna que les negamos. Y esa negación cada vez se reproduce desde más formatos, desde más instrumentos. Fronteras físicas con concertinas, fronteras más altas, fronteras antitrepas, fronteras policiales, fronteras financiadas a terceros países, fronteras burocráticas, fronteras y más fronteras.

Si no fuese bastante con ello, con el no queremos a negros, ni moros, ni hindús, ni sirios, ni panchitos, ni a nadie que se salga de los patrones físicos en los que nos encontramos, apuntamos incluso a los organismos y personas que nos resistimos a aceptar la imposición del relato de rechazo. El caso del Opens Arms como ejemplo se traslada a contextos menos mediáticos pero que se reproducen en igual forma. Hemos llegado al punto de criminalizar a quienes intentan solventar, de alguna u otra manera las situaciones por las que tienen que pasar en el proyecto migratorio. A quienes de alguna u otra manera alivian momentos y comparten su espacio de tiempo para que al menos sabiendo saborear el potencial de la diversidad.

El desconocimiento tan insultante que impera en “nuestro mundo desarrollado” sobre los “mundos subdesarrollados” o “tercer mundo” como así nos han querido conceptualizar e identificar a esas personas que habitan territorios de los países del Sur Global es un lastre para nuestro desarrollo como humanidad.

Personas que pasan años desde que salen de sus hogares hasta llegar a los límites geográficos como por ejemplo desde países africanos hasta Marruecos pasando hambre, miedo, agresiones, humillaciones, vejaciones, torturas y muertes para poder encontrar ese sueño de una vida digna, una vida mejor son recibidos incomprensiblemente desde la hostilidad más atroz.

¿Y las mujeres? ¿Y las madres? Sois capaces, como padres y madres de pensar por un solo momento que sentiríais si a vuestros hijos e hijas no les pudierais facilitar el alimento o ropa  adecuada, o el terror que os recorrería si os llamaran del colegio diciendo que el niño se ha caído? Pues ahora, imaginaros que tuvierais que cogerles y tener que salir andando a no se sabe dónde porque lleváis meses sin poder darle un plato de comida porque no tenéis los medios suficientes para darles una educación. ¿Haríais lo que fuese verdad?

Y, ¿si en ese trayecto hacia no se sabe hacia dónde, por el simple hecho de ser mujeres y que queréis darle otra vida mejor a vuestros hijos seréis agredidas, violadas, explotadas y además, tener que naturalizar que esto tiene que ser así si quieres lograr el ansiado sueño de la Europa más miserable? O imaginarse dentro de una patera en medio del mar, hacinadas con cientos de personas sin saber nadar, embarazadas y con un bebé encima 15 días. ¿Os parece duro imaginarlo? Pues ahora, pensar que esa es la realidad que viven miles de personas desde hace años mientras miramos hacia otro lado. Pero, ahí, no acaba la tragedia humana. Las miles de personas que han sido asesinadas por nuestros gobiernos de una forma u otra y con nuestra complicidad tenían madres y padres y hermanos y amigas; pero, ¿y los que llegan? Pues los que llegan no lo tienen mucho mejor que durante todo el proceso de sus trayectos. 

Si no fuesen pocas las barreras que les imponen para que no ocurra, una vez en territorio europeo, empieza el nuevo calvario administrativo. CIES, CETIS, Centros de Emergencia, represión policial, leyes de extranjería, trata de seres humanos, separaciones de unidades familiares, devoluciones en caliente, repatriaciones y explotación laboral. Todo esa barbarie y teniendo que escuchar en las puertas de los centros educativos, en las tabernas, en los supermercados, en las iglesias, en las tertulias cotidianas la comidilla del que vienen a robarnos, que vienen a quitarnos el trabajo, que vienen a delinquir y a saturar nuestras urgencias.

Evidentemente, todas esas percepciones son rotundamente falsas creadas para que quienes se benefician desmesuradamente con la miseria de las personas que migran, no se descubran y nos hagan creer, como siempre, que quien no tiene ni voz es quien tiene la culpa de todo mal cuanto nos ocurre.

Afortunadamente cada vez somos más quienes luchamos contra las políticas, praxis y discursos intentando paliar sobre el terreno cuantas vicisitudes se le presentan a las personas que llegan, quienes denuncian públicamente sin miedos a la fortaleza europea y señalamos a quienes verdaderamente son los causantes y beneficiarios de los asesinatos y represiones, quienes sabemos que el acogimiento digno y la integración intercultural en una sociedad potencia, fortalece y enriquece  las capacidades de una comunidad. Más, si cabe, como señala Felwine Sarr en su ensayo “Afrotopía” con unas sociedades que han tenido que superar constantemente en el peso de la historia un colonialismo desde la expropiación a todos los niveles, económico, lingüístico, natural, identitario y sobreponiéndose durante décadas al azote de la ambición de nuestros Estados, conservando las formas tradicionales que han conformado sus identidades como los valores, el sentido de la familia y el bien común. Unas identidades en las que, en un mundo occidental en decadencia, se presentan como salvación de la humanidad.

Hoy, 18 de Diciembre, Día Internacional del Migrante, nada que celebrar y mucho que reflexionar.  Todos y todas somos migrantes.



 Artículo publicado en el periódico digital CEUTA AL DÍA.

https://www.ceutaldia.com/opinion/mail-al-director/decadencia-occidente/20211218211134241255.html

 

 

 

jueves, 30 de septiembre de 2021

SOLO ERA UNA CUESTIÓN DE VOLUNTAD POLÍTICA

 DIGMUN: QUINCE AÑOS DE LUCHA POR LA ESCOLARIZACIÓN DE MENORES SIN PADRÓN.


En el año 2006, recién fundada la asociación Digmun, llegó a nuestra sede un hombre español que vivía con una mujer de origen marroquí y un menor de seis años. Nos informó de las innumerables gestiones que había hecho para escolarizar, sin éxito, al niño. Pedimos información al Ministerio de Educación para conocer el motivo para no escolarizar a un menor que vivía en nuestra ciudad desde hacía varios años, ya que no teníamos conocimiento de que esta situación se diera en nuestra ciudad. La respuesta fue tan incomprensible como ilegal: “El menor no estaba empadronado, y el padrón era condición obligatoria para entrar en un centro educativo”. Este requisito solamente se exige en Ceuta, puesto que en el resto del territorio nacional se escolarizan a todos los menores solo por el hecho de estar en edad escolar obligatoria, sin necesidad de estar empadronados.

Una voluntaria de nuestra asociación se ofreció a darle clases al menor mientras hacíamos las gestiones necesarias para su escolarización. Esto fue el inicio de una larga lucha, que aún perdura y que dio origen a la creación de los primeros talleres educativos, para poder darles una cobertura a estos niños y niñas mientras resolvíamos su situación. 

A partir de ese año, fueron acercándose a nuestra sede otros menores en las mismas circunstancias y     aparecieron también otros de Kafala (acogimiento de menores por familias españolas que se hacen cargo del menor para su cuidado, educación y protección, ya que la adopción está prohibida en el mundo islámico). Solicitamos a la Ciudad Autónoma y al Ministerio de Educación los recursos necesarios para poder atenderlos, ya que ninguna de las dos instituciones se hacían cargo de su educación. La colaboración fue rechazada desde el inicio. Nunca nos proporcionaron, ni aulas ni recursos humanos para darle a este colectivo la cobertura educativa que se les negaba.

En el año 2007 comenzaron los primeros talleres educativos gracias a la colaboración de voluntariado, o prácticos. La que fue directora de la Escuela de Idiomas, Mª Carmen Carrera, fallecida recientemente, nos ofreció un aula, y allí comenzaron las primeras clases. Se elaboraron informes con datos y documentos que demostraban la permanencia de varios años y el arraigo de estos niños y niñas en nuestra ciudad, posteriormente se enviaban a la Dirección Provincial del MEFP y después de un largo y penoso proceso que llevaba meses de gestiones, se escolarizaban los menores, autorizados por el servicio de inspección si teníamos la suerte de que fuera cercano y sensible al tema. Eso fue lo que ocurrió con el que era inspector del momento, después Jefe de inspección y posteriormente Director Provincia de Educación, Javier Martínez que escolarizó a más de treinta menores en varios años.

Fueron algunos años después, tras comprobar la dejadez, la falta de interés e implicación por parte de las instituciones y nuestra falta de recursos para atender a este colectivo, cuando decidimos denunciar la ilegalidad que se estaba cometiendo con estos menores. En un principio nos entrevistamos con el Delegado del Gobierno del momento, el socialista José Jenaro García-Arreciado, que a pesar de liderar un partido progresista y defensor de los Derechos Humanos, nos aconsejó olvidar el tema porque esos menores podrían ser expulsados de la ciudad.


Posteriormente informamos de esta ilegalidad a
todos los medios de comunicación a nivel local y nacional, ONG, personas y organismos defensores de los derechos de la Infancia, como la Fundación MALALA , y el Defensor del Menor. Fueron muchos los escritos que enviamos a distintos colectivos exponiendo la injusticia que se cometía en nuestra ciudad prohibiendo a un menor el derecho a la educación, derecho fundamental recogido en los Derechos de la Infancia y en la Constitución española. Enviamos también un escrito a la ONG SAVE THE CHILDREN que actualmente reside en Ceuta abanderando a los menores que cruzaron el pasado 18 de mayo, y que ha sido subvencionada por la ciudad con 250 mil euros, pero en nuestro caso, no se dignaron responder a nuestra demanda. Todas las contestaciones a nuestros escritos consistían en evadir responsabilidades y dar respuestas ambiguas, sin ofrecer soluciones a la problemática existente.

Fue en el año 2011 cuando pedimos apoyo educativo y asesoramiento jurídico a INTERVIDA, actualmente EDUCO, ONG de Cooperación Internacional por la Infancia, que nos subvencionó, apoyó y proporcionó los recursos necesarios no solo para atender a estos menores sino también para visibilizar y denunciar su situación a nivel nacional. Tuvo que ser una entidad internacional la que se preocupara de los menores que habían sido repudiados por las instituciones locales, proporcionándonos durante muchos años los medios necesarios para impartir unos talleres educativos que sustituían al verdadero centro escolar. Algunos partidos políticos locales y nacionales se interesaron también por el tema y se acercaron al lugar para comprobar cómo se impartían las clases de forma precaria por la falta de espacio y de apoyos educativos con alumnado de todas las edades y de muy distintos niveles. Nos visitó la actual ministra de Asuntos Sociales, Ione Belarra, junto con otros miembros de Podemos y representantes del Partido socialista ceutí. Cuando partían, prometían mejorar la situación de estos niños y niñas pero con el paso del tiempo esas promesas caían siempre en el olvido. Se interesó también por el tema el eurodiputado Miguel Urbán exponiendo todos los argumentos sobre el derecho a la educación de estos menores en el Parlamento Europeo. por lo que por primera vez se visibilizó, fuera de nuestras fronteras, la injusticia que se cometía con estos menores.

La denuncia más efectiva y que más impacto causó se llevó a cabo a finales del 2015 y fue Juan Luis Aróstegui, Secretario General de CCOO,  el que la interpuso en la Fiscalía de Menores. La sentencia fue favorable y se posicionó en defensa de los menores imponiendo al Ministerio de Educación la escolarización de los mismos. La policía local se encargó de visitar a las familias y comprobar al detalle que todos esos menores residían en Ceuta y no en Marruecos como algún que otro político del PP y de Vox se encargaban de difundir para generar el rechazo a este colectivo argumentando que ocasionaría “el efecto llamada”. A pesar de la negativa por parte de la Consejería de Educación, la sentencia se llevó a cabo y la inspección escolarizó a todos los menores que asistían a nuestros talleres en ese momento.

El cierre de la frontera, con la llegada de la pandemia, pudo por fin demostrar, que todos estos niños y niñas no vivían en Marruecos, sino que todos residían en Ceuta con su familia. Este hecho coincidió con la llegada a Ceuta de la nueva Directora de Educación Yolanda Rodríguez, en el 2021 y que tras conocer la situación que venían sufriendo estos menores, no dudó en exponer públicamente la injusticia que se estaba cometiendo con ellos al negarles el Derecho Fundamental a la educación y en ningún momento, este tema generó ni dudas, ni debates políticos, ni arduas gestiones que ralentizaban la escolarización. Su firme creencia de que la educación es el único arma capaz de sacar a las personas de una situación de vulnerabilidad y discriminación, es lo que ha mantenido firme la postura de Yolanda Martínez tras conocer los años de lucha que Digmun ha mantenido por conseguir que se haga justicia. Por primera vez en quince años se escolarizaron todos los menores de nuestros talleres en menos de un mes, y se repartieron en los distintos centros escolares donde terminaron con éxito, en su mayoría, el curso escolar

Todos esos menores que han sido escolarizados a lo largo de tantos años, se adaptaron, sin problemas, al centro educativo que se les asignaba, gracias a los grandes profesionales de la enseñanza que no cuestionaron en ningún momento, procedencia, raza o religión, y también por el interés de las familias que se implicaron desde el principio en el proceso educativo de sus hijos. Muchos de ellos han terminado sus estudios con éxito y han conseguido matricularse en la universidad, en ciclos formativos u optar por un trabajo digno. La discriminación que sufrieron durante años al ver que sus amigos cercanos iban a un centro reglado mientras ellos asistían a un taller organizado por una ONG, se difuminó ante la alegría de compartir aula en un colegio de verdad con otros compañeros.

Por fin se demostró que todo lo que tanto costó solo era cuestión de voluntad política. Solo dependía de que llegara la persona adecuada e implicada en la educación y que no temiera en ningún momento las consecuencias políticas de su gestión, defendiendo que : “Todos los niños y niñas  tienen derecho a una educación, independientemente del sexo, religión, nacionalidad y cualquier otra condición. El Estado debe hacer todo lo posible para garantizar el acceso de los niños y niñas a la educación”



domingo, 5 de septiembre de 2021

MICRORRELATO.DIARIO SUR



A POCOS METROS, LA ESPERANZA.

La punzada del miedo, la frialdad del agua del mar, y el griterío cercano le impedía avanzar. Nadaba esquivando olas y temores. Solo pensaba en atravesar la valla para alcanzar el Tarajal. La única esperanza de salvar a sus hijos del hambre que les azotaba era llegar al otro lado de la frontera. Envuelta entre la espuma que la ahogaba, un chaleco rojo la abrazó y solo pudo ver, entre tinieblas, que por fin había llegado.

 El diario Sur de Málaga convocó una certamen de microrrelatos . No podía superar las 150 palabras.

Me atreví a participar con este microrrelato de 83 palabras.


 



miércoles, 18 de agosto de 2021

CON MIS MANOS Y UNA SONRISA

 


EL PAPEL DEL VOLUNTARIADO EN LA ASOCIACIÓN DIGMUN


La Asociación Digmun es una asociación de ámbito local que se fundó en el año 2005 y su objetivo fundamental es la de atender las demandas de los colectivos más vulnerables de la ciudad que son las mujeres, niños y niñas.

Digmun fue un proyecto que surgió después de mi experiencia educativa en Marruecos y que al volver a Ceuta planteé a un grupo de mujeres que creyeron en él y que después de su jornada de trabajo, colaboraron de forma voluntaria y desinteresada para constituirse en asociación , por lo que fuimos las propias socias fundadoras las primeras voluntarias que durante muchos meses de trabajo   conseguimos   poner en marcha una ilusión que aún perdura, a pesar de los años.

   Los primeros años, el trabajo voluntario de la directiva que se acababa de constituir, fue fundamental para detectar las primeras necesidades de las personas que se acercaban a nuestra sede y a partir de aquí poner en marcha los primeros proyectos. Teniendo en cuenta que no contábamos con subvención ni con personas voluntarias ajenas a nosotras, todo el trabajo se llevaba a cabo desde la propia asociación y con personas cercanas a nosotras mismas. Hicimos una campaña de captación de socios/as para recaudar fondos y poder pagar así el alquiler del local donde nos ubicamos y allí comenzamos a repartir las primeras ayudas humanitarias y a atender a los primeros usuarios.

La demanda de muchas mujeres a una formación básica de español y de alfabetización, y ante el rechazo de las instituciones locales de atenderlas por no tener permiso de residencia ni otra documentación, nos demostró la necesidad de este colectivo de ser atendidas para poder salir de la situación de precariedad laboral en las que se encontraban, de aquí que el primer proyecto que llevamos a cabo fue el de "Alfabetización de mujeres fronterizas"  porque no podían acceder a una educación formal en un centro público de adultos. Ante la falta de personal voluntario para atender esta demanda, solicitamos las primeras subvenciones.

 Por este motivo, desde su fundación, la asociación ha necesitado de personas voluntarias que han servido de apoyo a aquellos proyectos y actuaciones que se ponen en marcha puntualmente o durante todo el año, ya que no sólo con el personal contratado es suficiente para atender las necesidades de todas las mujeres y menores que llegan a nuestra asociación, debido a que en un principio los primeros talleres atendían a 30 mujeres y en la actualidad son más de 100 las que participan en las clases que se imparten y muchas otras se quedan en lista de espera. Gracias a la colaboración de IES Puertas del campo que nos cede sus aulas, del personal contratado y del voluntariado que apoya el proyecto, estos talleres se pueden impartir con éxito todos los años.

   La primera voluntaria que trabajó incansablemente, sin ser de la directiva, fue Iman. Ella atendía sin descanso a todas aquellas personas que llegaban a nuestra sede buscando ayuda humanitaria, asesoramiento jurídico, maltrato machista o acompañamiento en caso de la búsqueda de recursos. Aunque toda la directiva trabajaba y compatibilizaba su trabajo con la gestión de Digmun, no era posible atender las grandes necesidades que presentaban diariamente las personas que se acercaban al local, por no ser compatible con el horario de nuestro trabajo. Iman coordinaba conmigo todo el trabajo que diariamente se presentaba y gracias a su labor se pudieron evacuar a la península algunos menores con grandes problemas de salud, se pudieron escolarizar niños y niñas que estaban en situación irregular por falta de empadronamiento, canalizaba la llegada de ropa, material escolar y medicinas, participaba en los talleres de mujeres, coordinaba y gestionaba el de los menores sin escolarizar. El trabajo de Iman durante tres años fue muy importante para la continuidad y la puesta en marcha de muchas actuaciones y sobre todo para darle difusión y seriedad a nuestro trabajo, ya que ella era la persona visible ante los ojos de los usuarios/as.

reparto de juguetes

El reparto de ayuda humanitaria en los primeros años, se llevaba a cabo en nuestra sede, pero después se fue extendiendo en la zona norte de Marruecos y casi todos los fines de semana salíamos a repartir de forma coordinada con asociaciones de Río Martil, Rincón, Tetuán, Tánger o Castillejos. Previamente se hacían campañas de recogida del material necesario que se iba a repartir: ropa, alimentos, material escolar, juguetes, medicinas o aquellos que ellos necesitaban para cubrir las necesidades de algún taller como de peluquería, informática, guardería 

 Fue importante también la ayuda que se realizaba en los campamentos cercanos a Castillejos donde acampaban cientos de inmigrantes subsaharianos a la espera de poder cruzar a Ceuta. Se les proporcionaba ropa, alimento y medicinas, y eran atendidos por personal sanitario para curar heridas y lesiones



El trabajo previo de recogida de material, como el reparto que se hacía el fin de semana, requerían la presencia de voluntariado para organizar, clasificar y hacer el reparto. En muchas ocasiones, el reparto iba acompañado de actividades lúdicas con las asociaciones de Marruecos, y en estas actividades han colaborado diversas asociaciones tanto de Ceuta como a nivel nacional sin ánimo de lucro. Sin la colaboración de tantas personas desinteresadas que han participado en todas estas actuaciones, no hubiera sido posible llevarlas a cabo. La participación del voluntariado en este tipo de actividades siempre ha sido muy satisfactoria, porque no sólo les permitía colaborar en una actividad solidaria, si no también les servía de conocimiento del entorno y de relaciones de convivencia con otros participantes, así como el conocer de cerca el trabajo que Digmun realizaba con estos colectivos tan vulnerables.

   Cuando la necesidad de voluntariado es muy grande porque se requiere un trabajo más constante y más específico para atender actuaciones formativas, se hace una campaña de captación a través de las redes sociales y casi siempre podemos contar con la participación de uno o dos voluntarios que colabora de forma puntual.

Cabe señalar que el número de personas voluntarias que se acerca a nuestra asociación suele ser escaso y con poca continuidad en el tiempo, bien porque encuentran una oferta de trabajo, porque buscan otra alternativa de estudios o porque en ocasiones el compromiso de trabajo voluntario no lo llegan a valorar como un verdadero compromiso. A pesar de ello, todos los años disponemos de uno o dos voluntarios/as que colaboran con algunas de las necesidades más importantes que tenemos, como es la distribución  y recogida de ayuda humanitaria de ropa, alimentos, apoyo a los menores que no están escolarizados y que necesitan una atención individualizada para que adquieran los niveles adecuados a su edad, la alfabetización de mujeres, los talleres de salud , igualdad,  habilidades sociales, apoyo en actividades deportivas, de ocio y de animación  con los menores no acompañados del Centro de la Esperanza, en actividades del día de la Infancia, de la Mujer y Contra la Violencia de Género, el acompañamiento a las  personas que demandan  asistencia social, jurídica,  o de denuncia de violencia de género,  y en el reparto de ayuda humanitaria, como ropa, comida, medicinas y mantas  a los inmigrantes que se encuentran en los bosques al otro lado de la valla fronteriza…etc.

 La intervención del voluntariado en cada proyecto se determina en función de la  formación y preferencia que manifiestan a su llegada. Despúes de una entrevista inicial y de la entrega del Libro Blanco del voluntariado, confeccionado por la Directiva de Digmun , se firma un contrato de trabajo voluntario por el período y las horas que cada voluntario/a determine y se le asigna a un proyecto  o a una actividad determinada.

Con el paso del tiempo, la actividad de Digmun ha aumentado considerablemente, ya que el número de usuarios/as es  cada vez mayor y sus necesidades de formación requieren la presencia de más personas para cubrir sus expectativas. Comenzamos a trabajar también con los menores no acompañados del Centro de la Esperanza, y con las mujeres reclusas del Centro Penitenciario, por lo que necesitamos más recursos humanos.

   Desde hace seis años, Digmun forma parte de una plataforma europea a través de un proyecto de Erasmus Plus para ser asociación de acogida y de envío de jóvenes voluntarios europeos. Este proyecto nos ha permitido recibir a dos voluntarias europeas durante todo el período escolar. En un principio la colaboración que recibimos de ellos es escasa por desconocimiento del idioma, pero al cabo de unos meses, la participación en nuestros talleres y en el resto de las actividades son muy productivas, ya que aportan nuevas perspectivas al trabajo que realizan por pertenecer a países diferentes al nuestro y tener distintas costumbres y formas de vida. Se implican en la vida personal y social de los usuarios y conviven con ellos formando parte de sus propias experiencias.



Voluntarias europeas

La acogida del voluntariado europeo nos ha proporcionado un voluntariado joven, dinámico, solidario y con ganas de trabajar e innovar. Gracias a ellas tenemos   apoyo a largo plazo, durante todo el tiempo que duran los talleres de mujeres, menores y con el reparto de ayuda humanitaria. La llegada de este voluntariado ha servido de difusión a otros jóvenes cercanos a ellos y que de otra forma y con otras expectativas, como hacer prácticas universitarias o realizar algún master de cooperación, han solicitado ser partícipes de nuestros proyectos, por lo que hemos recibido a otros jóvenes en un plazo más corto que también han apoyado nuestras clases de alfabetización, de español o con los menores sin escolarizar. En este último caso tuvimos a Francesca, joven italiana que nos escribió el pasado mes de mayo porque quería formar parte de nuestro equipo de trabajo durante tres meses. En Italia había oído hablar de nuestra asociación y de los proyectos que realizábamos. Ella insistió en venir y a pesar de que le informamos que durante esos meses la actividad en Digmun se reducía considerablemente por finalizar los talleres, ella tenía ya decidido dónde iba a pasar sus meses de vacaciones. A principios de junio llegó a nuestra ciudad con un equipaje repleto de proyectos y de ilusiones para con compartir con todos nosotros y demostrarnos lo que es la solidaridad desinteresada. Francesca tenía 28 años pero parecía una chica de 18 por su aspecto juvenil y su manera tan activa de desenvolverse. Fue autónoma desde el principio, ella se buscó alojamiento, se organizó su viaje y apareció en Digmun cuando ya tenía todas sus gestiones personales resueltas. En cuanto llegó, con su escaso español, nos dijo que estaba dispuesta a hacer todo aquello que fuera necesario. Lo primero que puso en marcha fue un taller de mujeres con aquellas que habían finalizado el curso y que ya no podían ser atendidas por falta de recursos humanos, y de espacio. Colaboró en la escuela de verano de los talleres de Educo participando en todas las actividades de ocio y tiempo libre. Participó en las actividades de playa y montaña de la escuela de verano de los menores del Centro de la Esperanza y distribuyó ayuda humanitaria no sólo en nuestra sede sino también más allá de la frontera ,en los campamentos de los inmigrantes acampados en los bosques de Tánger. Francesca fue un ejemplo de voluntariado solidario desinteresado y con ilusión de trabajar por el bienestar de los demás sin recibir a cambio nada más que su sonrisa.

Ella nos dejó este escrito haciendo una valoración de lo que había sido su experiencia en nuestra asociación.

Mi experiencia de voluntariado en Digmun ha sido en el verano 2018.

Había viajado ya antes en mi vida, también he vivido una experiencia de voluntariado en Ghana con mi compañeras y compañero del colectivo del cual formo parte. Pero en Ceuta, en Digmun, fue una experiencia única.

Los días antes de partir para Ceuta estaba como asustada, esta vez iría a hacer una experiencia sola, sin conocer a nadie.

Por eso, por el contexto de Ceuta, por el trabajo que hace Digmun y por las personas que forman parte de Digmun, mi experiencia de voluntariado ha sido  de crecimiento profesional, pero sobre  todo  humano.

Fui acogida en una gran familia, que trabaja con fuerza, energía y profesionalidad y también con pasión y amor.

 Una experiencia de voluntariado como esa te permite   ver y tener el deseo de cambiar la realidad y todo se puede convertir en actos concretos. Convertir deseos en actos no es sencillo, he podido ver que se necesita  constancia , organización, fuerza, positividad y de la aportación de la energía y del tiempo de muchas personas.

Los actos concretos y la asociación   que lo aporta tiene un gran valor. Muchas veces miramos el mundo dónde vivimos como si nunca pudiéramos hacer nada para cambiarlo. Las injusticias y las brutalidades que nos rodean parecen demasiado grandes, como montañas y nos sentimos pequeños. Esta experiencia de voluntariado me ha dado muchas oportunidades: de ver que muchas cosas son posible, que también pequeños actos tienen un gran valor porque pueden cambiar el curso de la vida de una persona y que grandes metas se pueden alcanzar. Si hay mujeres que después de trabajar, cansadas, van al curso para aprender español, eso es grandioso. Si hay niñas y niños que cada año no pueden ir a un colegio  pero un día consiguen entrar, eso es grandioso

Si hay sonrisas siempre es grandioso.

La experiencia del voluntariado te permite vivir de cerca la vida de los más necesitados y ponerte en el lugar del otro. A partir de aquí tu vida cambia.

 La necesidad de apoyo en la propia sede se ha hecho con el tiempo imprescindible, ya que la llegada de personas demandando no sólo  ropa, comida, medicinas, y ayuda económica para hacer frente a determinados pagos mensuales, sino también para asesoramiento, información y acompañamiento a determinadas instituciones para resolver problemas administrativos. No existe en la asociación personal para afrontar todas estas necesidades, por lo que tienen que ser atendidos la mayoría de las veces por el tesorero o la administrativa que realizan otro tipo de tarea. Es normal para resolver algunos de estos temas, buscar el apoyo de otras asociaciones que de alguna manera nos pueden proporcionar alguna ayuda o recurrir a personas conocidas, cercanas, familiares que nos informen sobre cómo atender esas demandas. Las redes sociales suelen ser un canal muy efectivo para resolver, sobre todo, las necesidades de ayuda humanitaria en el caso de personas que buscan desde un coche de bebé, hasta una silla de rueda para un anciano o un traje de comunión. La difusión se hace de forma muy rápida y llega a muchas personas que siguen nuestro trabajo a través de este medio. Estas personas que son voluntarias anónimas no suelen identificarse, aparecen y desaparecen en el día, pero siguen siendo un gran recurso para resolver problemas de primera necesidad. 

 Para abastecer las necesidades de alimentos contamos con la gran ayuda del Banco de Alimentos, que nos proporciona mensualmente aquellos productos de primera necesidad para nuestros usuarios. No disponemos ni de personal, ni de vehículo adecuado para el transporte y organización de estos alimentos, por lo que todo corre a cargo de las personas que en ese momento suelen estar en la sede trabajando en tareas educativas o administrativas. La demanda de ropa, mantas o calzado suele ser a diario, por lo que son muchas las personas que llegan a nuestra sede e interrumpen el trabajo que se desarrollaba en otros ámbitos. Por este motivo se decidió dedicarle dos días en semana al reparto de esta ayuda. Para esta tarea hemos contado, a lo largo de los años con distintas personas, desde personal del Plan de Empleo, voluntariado europeo, personal del Servicio a la Comunidad o algunas personas voluntarias que se han ofrecido a hacer este reparto dos días en semana.

                               Reparto de juguetes en Río Martil

 Desde hace varios años contamos con la ayuda de Hanan algunos martes y los jueves.
A Hanan la conocimos hace 8 años porque llegó a Digmun buscando ayuda. Ella y su hija de tres años habían sido arrojadas a la calle por su pareja y padre de la niña, después de haber sido maltratada. Se encontraba en la calle, sin casa, comida, dinero y sin papeles para recibir ninguna atención por parte de Asuntos Sociales.

Después de una intensa búsqueda de recursos para buscarle un lugar para que vivieran, sin resultado ninguno, pudimos encontrar un garaje que contaba con aseo, gracias a la colaboración de un voluntario que nos cedió este lugar. Equipamos el garaje contando nuevamente con la ayuda de personas anónimas que nos cedieron una cama, mesa, sillas y enseres de cocina, y allí se instalaron durante dos años. Ante una situación que se seguía alargando en el tiempo y sin solución, el final fue demasiado alarmante, ya que Hanan volvió de nuevo a los brazos del maltratador para quedarse embarazada y volver a ser maltratada. Al cabo de los años conseguimos que lo denunciara, y por suerte, él tiene orden de alejamiento y todos viven lo mejor que pueden en una casa y con ayudas por ser víctima de violencia de género. Hanan nunca olvida el cariño y la ayuda que recibió por parte de todo el equipo de Digmun durante tantos años. Por este motivo, se ha convertido en nuestra voluntaria más antigua y más asidua. Ella se ofrece para limpiar el local, para ordenar ropa, para traducir, para acompañar a mujeres a arreglar documentación, a participar en los mercadillos solidarios y para un sinfín de tareas más. Pagar con ayuda, la ayuda recibida debería ser lo normal, pero casi nunca suele pasar.


Hanan y Busi, voluntarias encargadas de repartir y ordenar ropa
 
La adquisición de ropa y otros enseres para el reparto de ayuda se obtiene por distintos canales. Casi siempre suelen ir personas a la oficina para llevar la ropa que ya está fuera de temporada cuando termina una estación, o llaman por teléfono para que vayamos a recogerla. Nunca falta ropa y calzado en la asociación, por ese motivo siempre esta demanda suele estar cubierta. Por otra parte , existen determinadas asociaciones y colectivos peninsulares que hacen recogida a lo largo de todo el año con campañas , conciertos o pidiendo en establecimientos o instituciones públicas. En estos casos colaboran con nosotros  y nos la hacen llegar bien a través del servicio de mensajería o en persona, entre estas asociaciones están “Zaragoza online Solidaria” “Asociación Arena” “Bomberos de Sevilla”…etc.

No podemos olvidar la ayuda que recibimos desde hace más de seis años de Rosana y Teresa. 

Rosana  vive en Gibraltar y con un barco que atraca en el Puerto Deportivo con la llegada del buen tiempo, nos aporta todo tiempo de artículos para el reparto diario. Antes de partir, nos avisa de su llegada y nos pregunta qué es lo más inmediato que necesitamos, para hace una selección previa de lo más urgente. En su propia casa dispone de una habitación donde va acumulando poco a poco con la colaboración de sus conocidos, todo aquello que posteriormente nos aporta a nosotros. Rosana trae el barco siempre repleto de todo lo necesario: ropa, calzado, coches de bebés, sillas de rueda, mantas, material escolar y deportivo, medicinas y hasta enseres de cocina. Antes de su llegada nos avisa y buscamos una cuadrilla de voluntarios que nos ayude a vaciar el barco y transportar todo en coches particulares. Una vez que desembarcamos la mercancía la transportamos a la sede y desde allí comienza el reparto, ya que desde Gibraltar viene todo perfectamente clasificado y ordenado. La ayuda de Rosana nos abastece para bastante tiempo y cubre las expectativas de muchos usuarios. Su colaboración es de gran importancia, sobre todo, porque detrás de  esa entrega , hay una dedicación previa  muy minuciosa de recogida y clasificación en solitario de una mujer que cree que la solidaridad es la única forma de proporcionar el bienestar a personas que no han tenido la suerte de tener todo lo necesario para un vida digna.


Rosana, voluntaria de Gibraltar


               
Teresa es asturiana y pasa gran parte del año en Río Martil. Ella , además de colaborar con donativos, es una excelente artista de la costura y del croché .Colabora con sus primorosas labores de forma incansable y luego todos sus primores son vendidos en los mercadillos solidarios o por las redes sociales Con ese dinero sufragamos muchas de las necesidades que vienen a nuestra sede, como medicinas, consultas médicas, pago de luz, material escolar, alimentos......etc


                                             Teresa voluntaria asturiana 

El año pasado se puso en contacto con nosotras un chico y una chica de Alicante, que habían visto nuestro trabajo en las redes sociales y que estaban dispuestos a ejercer un voluntariado para cualquier actuación que nos fuera de utilidad. Luis y Ana pasaron con nosotros 15 días.  Venían de Segorbe (Alicante). Dejaron su propio trabajo durante todo este tiempo y se alojaron en un piso pagado por ellos. Llegaron con un gran equipaje de ayuda humanitaria recogido en su pueblo,  gracias a la colaboración de todas aquellas personas a las que previamente habían solicitado todo tipo de artículos necesarios para repartir en Ceuta. Ana es enfermera por lo que además de colaborar en distintos talleres y realizar diversas actividades, también puso en marcha taller de salud, sexualidad y de prevención de enfermedades. Luis impartió charlas de violencia de género y de derechos humanos, además de colaborar en el reparto y organización de ropa para los inmigrantes subsaharianos. Este pasado mes de noviembre, Luis volvió a visitarnos y ya no hizo falta decirle dónde tenía que colaborar, pues él es uno más de nosotros y conoce a la perfección donde están las mayores necesidades


                                   Luis y Ana impartiendo talleres de violencia de género

A continuación se han recogido las experiencias de las personas que están actualmente vinculadas al trabajo de Digmun.

 “No me gusta decir que ser voluntaria me ha hecho mejor persona, si te haces voluntaria es porque ya lo eras, pero al serlo aprendes a abrir tu mente, a tener ideas y proyectos nuevos, a conocer personas de diferentes culturas, religiones que me han aportado conocimientos nuevos, así como un aumento en la confianza en mí misma. Ha favorecido mi autoestima al saber que mi pequeña contribución e implicación con las mujeres, niños y niñas es cada día una labor más gratificante, me hace sentir orgullo de que gracias a mi humilde ayuda muchas de estas mujeres usuarias de nuestra Asociación Digmun vienen a nuestros talleres de alfabetización y son capaces de escribir y leer su nombre o poner la fecha en la pizarra con tan solo decírselo yo, o recibir las gracias en nuestra sede cuando reparto ropa, juguetes, calzados a todas aquellas mujeres que se acercan esperando nuestra ayuda en esto y en cualquier otros problemas o necesidades que les van surgiendo, intentando solucionarlos en la medida que nuestra asociación puede”. Ana Piña

 “El colectivo con el que Digmun trabaja, está lleno de humildad, sencillez y generosidad, haciendo que las personas que tenemos la  suerte de darles nuestro apoyo en la medida de lo posible,  nos sintamos bien, buenas personas y orgullosos de poder contribuir a mejorar su situación.

Puedo decir que me gusta mi trabajo, que disfruto realizándolo, que tanto mis compañeros como las mujeres  y niños con los que trabajo personalmente, hacen que cada día me levante con ganas de más, de seguir aprendiendo de ellos, intentando ayudarles en todo lo que pueda.
Digmun es una asociación que está formada por un equipo de profesionales y voluntariado llenos de humanidad, donde el ambiente  que se respira es familiar y afectivo con sus usuarios.
Trabajar en Digmun me está haciendo crecer como persona, como profesional, y sobre todo   ir a trabajar cada día con ganas a un trabajo en el que puedo sentirme bien en todos los aspectos.
 Raquel”

“Mi experiencia en Digmun está siendo de lo más enriquecedora, tanto a nivel personal como profesional. Por ejemplo, gracias al trabajo realizado con los niños y niñas de educo he podido conocer la situación de niños y niñas que pese a que desean estudiar no pueden hacerlo. Aquí se les brinda la oportunidad de poder aprender el español y tener algo parecido a lo que conocemos como educación formal. Sin embargo, en esta realidad triste, también he conocido la cooperación, la solidaridad y sobre todo, la empatía”Bea

 "He visto crecer a nuestra asociación, llegar cada vez a más personas y resolver situaciones difíciles de colectivos muy desfavorecidos. Sabes que no vas a cambiar el mundo, pero también sabes que a través de organizaciones como la nuestra colaboras para que sea un poco más fácil y más amables para determinadas personas. En todo este trayecto hemos pasado momentos muy duros, muy difíciles, y hemos sentido desasosiego y soledad, pero sabíamos que lo que hacíamos era lo correcto, lo necesario para que el mundo sea un poco más justo; y nos hemos animado entre nosotras, y consolado, porque sabíamos que estábamos en el lugar que teníamos que estar. También han sido muchos los momentos de satisfacción, alegría y emoción, compartido entre personas de diferentes ámbitos, pero con los mismos objetivos y con las mismas ganas de seguir luchando y trabajando juntas y con ilusión”Paloma vicepresidenta Digmun, socia fundadora

 “Cuando me dijeron que sería una profesora de apoyo en el proyecto integra2 de Educo, no pensé que esos niños fueran a robarme una parte de mi corazón. Ni que me involucraría tanto con ellos, que no podría pasar ni un día sin pensarlos o buscar una forma de hacerles crecer, de hacerles saber que estamos aquí, que estamos para ellos, para darlo todo por ellos, que es lo que veía en todo el equipo de Digmun.”Hounaida

 “DIGMUN, cuyas siglas han sido pioneras en Ceuta por su labor humanitaria y su implicación y compromiso en hacer de la educación una herramienta accesible para todos, y en especial, en los colectivos más vulnerables.

Entre estos colectivos, nos centraremos en el que nos ocupa, los MENA (Menores Extranjeros No Acompañados), cuyas siglas creemos necesario especificar debido a la desinformación y estigma social que este colectivo sufre.

Gracias a DIGMUN hemos tenido la oportunidad de descubrir, desde dentro, cómo es verdaderamente la realidad de cada uno de estos jóvenes y la heterogeneidad del propio grupo, derrumbando de esta forma los falsos mitos y prejuicios que

tanto la sociedad, los medios de comunicación y las redes sociales se han encargado de fraguar año tras año.” monitores/as  Menas

 “Es importante señalar que Digmun es una de las primeras instituciones feministas en la ciudad. Su carácter pionero y la veteranía hace que los cimientos de la asociación estén bien fundamentados. Esta lucha por dignificar y visibilizar a las mujeres y a las niñas y niños no solo busca dotar de herramientas lectoescritoras, sino que también lxs empodera y hace sentir valoradxs dentro de un contexto en el que podrían pasar totalmente desapercibidxs.”Navila

 “Digmun te hace mejor persona y te hace crecer por dentro. Porque cada “gracias”, cada sonrisa, cada vez que alguien junta las letras correctamente, lee una oración y la entiende ,tu corazón se expande. Y un aire de ternura lo envuelve todo, pero es una ternura fuerte, de saber que estás haciendo un buen trabajo, algo necesario y justo.” 

Yo he sido feliz en Digmun .Alicia

“Para mí, una persona ajena al ámbito social y de las ONG, el voluntariado en general y el de Digmun en particular, ha supuesto una fuente de enriquecimiento personal, ya que hasta que llegué a la asociación no había conocido a nadie que dedicará parte de su tiempo a los demás, de una manera desinteresada.

En Digmun empezando por la Presidenta que es la principal voluntaria, pasando por el voluntario/a que ha estado algún año con nosotr@s o el que simplemente ha venido un día a colaborar es digno de admiración y por mi parte siempre les agradezco su dedicación a los usuarios/as de nuestra asociación, que por lo general acuden a nosotros como última instancia para recibir ayuda.”Victor tesorero de Digmun

 "Para mí es muy sencillo ser voluntario, ya que desde pequeño me inculcaron la necesidad que había en la sociedad de colaborar con las personas más necesitados, es por este motivo, por lo que pienso que es mi forma de colaborar para conseguir un mundo más justo. Imparto un taller con mujeres que necesitan ser alfabetizadas para su inserción laboral y social . Ellas me aportan a mi mucho más cada día de los que yo les doy a ellas".Rubén

 "Jamás pensé que el voluntariado con Digmun podría aportarme tantas experiencias y sensaciones. Para mí fue una especie de renacer, de abrir los ojos a una nueva realidad social, ya que llevaba en Ceuta muy poco tiempo cuando descubrí el trabajo de Digmun. Me impliqué con los menores sin escolarizar dándoles apoyo educativo. Nunca pensé que me robarían el corazón y que me involucraría a diario con ellos".Mariam

 "Como educadora social de Digmun, podría decir que he aprendido mucho sobre mi profesión. Pero, me gustaría más hablar como Mariola; ya que Digmun, te ofrece esa visión de lo que es trabajar, ser tú misma, sin máscaras.

Llevo en esta asociación, casi 2 años y medio; empecé aquí gracias al Plan de Empleo Juvenil. Era mi primera experiencia como educadora social, por lo que estaba bastante nerviosa, no sabía si lo iba hacer bien, si me iba a llevar bien con mis compañeras y compañeros, que tipo de personas y situaciones me encontraría… mil preguntas, las cuales fui respondiendo poco a poco. Durante este periodo, fui monitora de niños y niñas, a los cuales se les negaba el derecho a asistir a un colegio; esto para mí fue un reto, ya que tenía que conseguir que esos niños y niñas, se sintieran como un centro educativo, aprendieran, respetaran, se divirtieran… en definitiva, que fueran felices y, sobre todo, que vivieran una infancia lo más inocente posible, dentro de mis posibilidades.

Tras acabar mi paso, como educadora del Plan de Empleo, Maribel me dio la oportunidad, de poder seguir formando parte de este gran equipo. Me ofreció un puesto como educadora social, coordinando los distintos proyectos en los que trabajamos, algo que no dudé ni un segundo en aceptar. En este puesto de trabajo, llevo casi dos años y, podría decir, que han sido de los más especiales. He aprendido mucho, pero no solo como profesional, si no como persona. He dejado de valorar las cosas materiales que me rodeaban, he roto estereotipos, prejuicios y todo aquello que me hacía no ver lo que hay dentro de las mujeres, de los niños, de las niñas, de los hombres… de las personas en general. Valoro mucho más a mi familia, a mis amigos, a mis amigas y a toda la gente que me rodea. Podría, incluso decir, que, en estos 2 años, he sido un poco más feliz, más madura y, lo más importante, más humana.

Por lo tanto, si algo he aprendido y me ha enseñado DIGMUN, es a valorar lo que tengo, ser agradecida y, por supuesto, que una pequeña acción, puede ser algo muy grande para alguien. No hay que dejarse llevar por comentarios, que no son pocos, sobre nuestra labor; quien trabaja en el ámbito social, y cree en ello, sabemos que nuestra profesión se lleva desde el corazón, sabiendo para lo que estudiamos y siendo fuertes para seguir ayudando a esos colectivos que, por desgracia, no son bien recibidos en esta “nueva” sociedad.

Gracias DIGMUN, por hacerme creer aún más en un mundo mejor y, sobre todo, por dejarme participar de ello. Es un orgullo formar parte de esta familia y, espero, poder seguir empapándome de historias, de alegrías, de tristezas, de ayuda, de solidaridad, de humildad…,Mariola 




Este articulo fue publicado en el libro editado por la UGR de la Universidad de Ceuta con el título "Con mis manos y una sonrisa" (experiencias de voluntariado en Ceuta 2018)


lunes, 2 de agosto de 2021

LAS AMIGAS

 

“La amistad es un alma que habita en dos cuerpos, un corazón que habita en dos almas.” Aristóteles.





MI AMIGA DEL ALMA

Ella es mi amiga del alma. Muchas veces pienso qué podría hacer para cambiar algo, aunque sólo sea una pequeña parte de todas aquellas vivencias que azotan su vida con tanta dureza, con tan poca piedad, con tanta fiereza y que le hace sentir tan mal, tan desolada, tan desanimada, tan hundida...tan desesperada.

 La conocí hace mucho tiempo, cuando apenas tenía cuatro años, entre aquellos muros de aquella casa que se construía en ese momento, y que con el tiempo sería mi casa, la casa donde viviríamos mi familia y yo durante muchos años. Apareció detrás de un muro con unas enormes trenzas negras, y unos ojos grandes, muy grandes y muy verdes y aún llenos de vida, de alegría, de esperanza. Me preguntó con una tímida sonrisa, si yo era la niña nueva que iba vivir en esa casa que aún no tenía techos, solo paredes y que era el lugar de juegos de ella y de todas aquellas niñas que vivían en el barrio. Le respondí tímidamente que sí, sin saber que con el tiempo se convertiría en mi amiga del alma.

 Su infancia fue como el preámbulo de lo que sería después su vida de adulta. Ella dice que fue feliz, que lo pasaba muy bien, que se reía mucho, que le gustaba divertirse, bailar, cantar, salir, entrar... pero claro entonces se disfrutaba de cualquier cosa, y desde luego si no era así, no importaba mucho, pues la vida estaba llena de esperanza, y quedaba el futuro. Se podría esperar el mañana, quedaba mucho tiempo para que todo cambiara y se transformara en algo mejor. Yo sabía que ya entonces el día a día no era fácil para mi amiga.

 Nacer en el seno de una familia donde ya existían dos chicos, y eres la única chica, no empezaba a ser muy prometedor en esa época, ya que siempre tendrías que asumir desde muy niña las tareas propias de mujer, sobre todo atender a tus hermanos y asumir en todo momento el papel de niña buena que cumple normas y no tiene demasiadas aspiraciones.

Su vida estaba demasiado controlada por un padre muy estricto que no le permitía salir sin permiso. Mientras nosotras, sus amigas, teníamos entonces una cierta libertad para poder salir sin un control muy exhaustivo, ella permanecía en casa a expensas de un descuido para poder escaparse y gozar de nuestra compañía. Cuando más disfrutaba de esa escapada, la pillaban en plena faena y entonces llegaba a casa muy rápidamente, y se cambiaba de ropa para justificar que no se trataba de ella, que se habían confundido, sería otra niña que se le parecía. A pesar de ello, algunas veces aquello resultaba exitoso y salía airosa de la aventura, pero otras, era descubierta en la odisea, y nadie la libraba del castigo. Permanecía en casa más de una semana, pero después lo intentaba de nuevo, no se resignaba a aceptar lo que tan injustamente se le imponía, luchaba por conseguir sus propósitos, no desfallecía en el intento, pero no conseguía demasiado.

Una tarde fría de invierno cuando mi amiga jugaba en la puerta de su casa con todas nosotras, se acercó a una hoguera de cisco que se quemaba en la acera de enfrente. A finales de los 60, era muy común encender braseros de carbón para combatir el frío y encenderlo en la calle para luego calentar la casa antes del anochecer. Ella se acercó para calentarse y su vestido floreado de franela se prendió en un instante. Sus enormes gritos alertaron a los vecinos que salieron enseguida sin saber lo que pasaba. Ella intentaba en vano apagar el fuego que iba cubriendo su cuerpo con una rapidez increíble. Una manta que la cubrió por sorpresa le salvó la vida, pero no pudo impedir que las piernas, parte de las manos y su cuerpo se quedaran marcados para siempre. Las llamas no llegaron a sus ojos, no destruyeron su mirada, no marcaron su rostro. Las huellas de las quemaduras aún perduran, pero ya no son estas las que la hacen sufrir, son otras aún más profundas, son otras las que no cicatrizan a pesar del tiempo transcurrido.

Su madre padecía con cierta frecuencia alucinaciones, desvariaba, y hablaba sola, montaba una escena ficticia que ella se creaba, y que en ocasiones la hacía sufrir porque esa fantasía era perjudicial para ella. En ese momento, se originaba en su casa un ambiente de tensión del que toda la familia salía huyendo, pero ella permanecía inalterable viviendo la escena, como si de una mera espectadora se tratara. Yo presenciaba lo que allí pasaba y no asimilaba lo que oía, no entendía el cambio que observaba en su madre, pero ella continuaba como si no pasara nada, seguía con su juego, con su charla, con el continuar de su vida, como si de un paréntesis se tratara. Nunca supe hasta qué punto esto le podía afectar, porque nunca habló de ello.

 Cuando mi amiga cumplió dieciséis años su corazón empezó a latir muy deprisa, sus manos empezaron a sudar y sus ojos despedían destellos de brillos, mi amiga, al igual que todas nosotras, se enamoró perdidamente. Ella en ese momento no sabía cuánto iba a sufrir después por ese amor, y sobre todo cómo iba a cambiar su vida a partir de ese momento. Para poder estar con él inventaba todo tipo de mentiras que contaba a sus padres para así poder refugiarse en los brazos de su enamorado. Este amor con el tiempo empezó a ser cada vez más posesivo, más celoso y más violento, y ella sin darse cuenta, quizás por salir del ambiente familiar que la rodeaba, quizás porque era inmadura y joven, o quizás porque estaba muy enamorada, decidió compartir el resto de su vida con él.

No recuerdo muy bien cuándo empezó la pesadilla de su vida, si fue desde el principio o cuando el tiempo empezó a darle a la relación  ese toque de monotonía y aburrimiento en los que entran muchos matrimonios después de haber pasado el primer año de idílica convivencia. Las escenas de celos cada vez eran más frecuentes, los maltratos estaban a la orden del día, las infidelidades se entremezclaban con todo tipo de adicciones al alcohol, al juego y a todo lo que caía en sus manos. Así pasaron trece años, en la vida de mi amiga, llena de penalidades para ella y para sus hijos. Así fue como los ojos verdes, intensos y llenos de vida de mi amiga se fueron hundiendo cada vez más y adquirieron un color casi gris, el color de la tristeza, de la pena, del sufrimiento. Entonces empezó a pensar que cualquier tiempo pasado, vivido en su casa entre esa familia que le exigía demasiado y que la controlaba sin piedad, era mucho mejor de lo que estaba viviendo en ese momento.

Tardó mucho tiempo, quizás demasiado en decidir alejarse del enemigo con el que convivía y que la maltrataba. Esperó a que él cambiara, esperó que vinieran tiempos mejores, esperó estar fuerte y que el miedo se alejara, esperó que sus hijos crecieran, esperó tener un trabajo. Tanto esperó que pasaron demasiados años para que pudiera recuperarse del dolor, de tanta soledad y de tanta tristeza. El miedo, el temor, la pesadumbre, la desesperanza y todo lo que había vivido tanto tiempo no dejaban lugar a recuperar el brillo de sus ojos. Mi amiga se separó. Había terminado para ella una pesadilla que parecía no acabar, pero pronto empezaría otra, aún peor que la primera.

 El vivir pesadillas interminables trae en muchas ocasiones graves consecuencias no sólo para la madre, sino también para los hijos que la viven. Ese hijo que en tantas ocasiones vio y compartió ese maltrato y que, a veces, fue capaz de salir en defensa de su madre cuando apenas tenía cuatro años, comprendió con el tiempo que era mejor esconderse en un rincón de la casa, el más alejado posible, para no ser partícipe y cómplice del sufrimiento que su madre sentía, así a él no le llegarían también los gritos, insultos y maltratos que iban destinados a ella. Cuando se fue haciendo mayor, en lugar de esconderse en ese rincón alejado de su casa, se refugiaba en la calle, en sus amigos...en todo aquello que le podía proporcionar una liberación de la realidad que vivía. No se sabe si su inmadurez, su inseguridad, sus vivencias anteriores, sus temores, su sufrimiento, o simplemente la falta de responsabilidad, le hicieron vivir otra vida  paralela. Empezó fumando porros y terminó consumiendo heroína; comenzó cogiendo dinero de casa y terminó dando tirones en la calle.

Nada de lo vivido anteriormente era equiparable con este sufrimiento. No hay nada peor en la vida de una madre que el desgarro que su alma siente cuando el hijo sufre, cuando el hijo padece, cuando al hijo se le escapa la vida.

Un día del mes que le dio la vida, mi amiga del alma no pudo aguantar más y como su arrojo y su valentía le impedían acabar con ese sufrimiento que duraba más de lo que ella recordaba, su mente voló, se fue a otra dimensión, divagó entre tinieblas muchos días, flotó, alucinó y desconectó del mundo real en el que había vivido tantos años. En ese mundo tan cruel que la vida le había dado, ese mundo que ella no había elegido y que no podía cambiar, pero en el que tenía que seguir viviendo. Ella lo transformó en su mente, lo construyó a su antojo, lo envolvió de la magia de sus sueños, lo interpretó a su manera y lo convirtió en real. En ese mundo vive mi amiga del alma y aunque yo sé que cuando ella se va allí, a ese mundo irreal que se ha construido para no sufrir, yo ya no la tengo porque no está en mi mundo, porque no comparto con ella la fantasía de sus sueños. Con el tiempo he aprendido, he aceptado que mi amiga es feliz en esos momentos, y que ella se va porque  es la única opción que tiene de escaparse, de evadirse de este infierno triste que la envuelve, que la maltrata, que la destruye. Es la única forma que tiene de volar hacia el mundo mágico de sus sueños.

 Cuando ella vuelve yo sigo a su lado para compartir con ella todo lo que ha imaginado, todo lo que ha sentido, porque ella es mi amiga, es mi amiga del alma.

  abril 2000


Leí el libro de Elena Ferrante "La amiga estupenda". Descubrí en sus páginas, la relación entre Lenú y Lila, amigas desde la infancia hasta el final de sus vidas. Recordé un relato que escribí hace tiempo para mi amiga del alma y que hoy he recuperado.

Este relato va dedicado a todas aquellas amigas que me han acompañado a lo largo de mi vida y que han compartido los mejores momentos y los menos buenos. Algunas de ellas continúan aún extendiéndome su mano .