La educación es la única arma para combatir las injusticias, las desigualdades y la discriminación

miércoles, 15 de abril de 2020

MI TRABAJO EN CCOO DE CEUTA




MI TRABAJO EN CCOO  DE CEUTA 1994-1998


  Cuando has estado muchos años ejerciendo de maestra en un colegio público, dando clases a todos los niveles de la enseñanza, sólo conoces la actividad docente y apenas, sabes nada del trabajo que se realiza desde los Sindicatos de Enseñanza. Todo lo que te llega desde fuera es que es un trabajo que permite eximirte de la realidad dura del aula y tener una flexibilidad horaria para dedicarte a asuntos personales.

 Cuando me propusieron la liberación sindical, no sabía todo lo que iba a aprender en todos los aspectos de mi vida profesional y el enriquecimiento personal que me iba a proporcionar. Sentí miedo por la responsabilidad que me llegaba y por la falta de experiencia y conocimiento de la función que se me encomendaba, pero pensé que al aula siempre podría volver, pero esta nueva experiencia que se me brindaba, no sabía si se iba a repetir.

  La mayoría de las personas que trabajaban en CCOO en el año 1994 eran hombres, sólo me encontré con Fati en la administración ( que aún sigue) y la abogada Maite Alascio, fallecida hace años. A pesar de ser un sindicato progresista, liberal y de izquierdas, tenía aún sus reductos machistas en muchos aspectos, pero eso no supuso ningún problema para hacerme cargo de la Secretaría de la Mujer , a propuesta y apoyo del Secretario General.

  Conocí el verdadero trabajo de un Sindicato por dentro. La dedicación y la entrega de mis compañeros por la calidad de la Enseñanza y por la mejora de la situación laboral del personal docente. Conocí, sobre todo, la profesionalidad  y la  dedicación ,día  a día  por atender a todas las personas que llegaban a la sede en situación de vulnerabilidad y de desprotección laboral. Recorrer los centros educativos día a día de Ceuta, me proporcionó una información real de la situación educativa y de los problemas reales que tenían los docentes.  Asistí a reuniones, asambleas, manifestaciones, huelgas, jornadas, viajes de formación…etc. Comprendí que el trabajo del sindicalista no se parecía en nada al  trabajo en la clase con mi alumnado, pero que no por ello, era menos considerado.



  Compatibilizar la acción sindical de Enseñanza con la Secretaría de la mujer, no fue fácil, pero con la colaboración de algunas compañeras y con el apoyo incondicional del Secretario General pude organizar muchas actividades ,  jornadas y mesas redondas para visibilizar ,sensibilizar,   formar y concienciar a un  entorno social anclado en el machismo del pasado y   que apenas sabía en qué consistía   la igualdad de género . Estaba a una distancia abismal con el resto de las Comunidades Autónomas y por ese motivo tuvimos que soportar todo tipo de comentarios y adversidades, trabajando tan sólo con el apoyo puntual de los partidos y sindicatos de izquierda del momento.




La experiencia que me proporcionó trabajar durante tres años como sindicalista ha sido fundamental para mi enriquecimiento personal y profesional, y sobre todo para tener un conocimiento de otra realidad fuera de las cuatro paredes del aula. A pesar de esto, siempre me he considerado maestra por encima de todo y volver al aula y reanudar mi actividad docente me llenó de nuevo de satisfacción.