MI TRABAJO EN
CCOO DE CEUTA 1994-1998
Cuando has estado muchos años ejerciendo de maestra en un
colegio público, dando clases a todos los niveles de la enseñanza, sólo conoces
la actividad docente y apenas, sabes nada del trabajo que se realiza desde los
Sindicatos de Enseñanza. Todo lo que te llega desde fuera es que es un trabajo
que permite eximirte de la realidad dura del aula y tener una flexibilidad
horaria para dedicarte a asuntos personales.
Cuando me
propusieron la liberación sindical, no sabía todo lo que iba a aprender en
todos los aspectos de mi vida profesional y el enriquecimiento personal que me
iba a proporcionar. Sentí miedo por la responsabilidad que me llegaba y por la
falta de experiencia y conocimiento de la función que se me encomendaba, pero
pensé que al aula siempre podría volver, pero esta nueva experiencia que se me
brindaba, no sabía si se iba a repetir.
La mayoría de las personas que trabajaban en CCOO en el
año 1994 eran hombres, sólo me encontré con Fati en la administración ( que aún
sigue) y la abogada Maite Alascio, fallecida hace años. A pesar de ser un
sindicato progresista, liberal y de izquierdas, tenía aún sus reductos
machistas en muchos aspectos, pero eso no supuso ningún problema para hacerme
cargo de la Secretaría de la Mujer , a propuesta y apoyo del Secretario
General.
Conocí el verdadero trabajo de un Sindicato por dentro.
La dedicación y la entrega de mis compañeros por la calidad de la Enseñanza y
por la mejora de la situación laboral del personal docente. Conocí, sobre todo,
la profesionalidad y la dedicación ,día a día por atender a todas las personas que llegaban
a la sede en situación de vulnerabilidad y de desprotección laboral. Recorrer
los centros educativos día a día de Ceuta, me proporcionó una información real
de la situación educativa y de los problemas reales que tenían los docentes. Asistí a reuniones, asambleas,
manifestaciones, huelgas, jornadas, viajes de formación…etc. Comprendí que el
trabajo del sindicalista no se parecía en nada al trabajo en la clase con mi
alumnado, pero que no por ello, era menos considerado.
Compatibilizar la acción sindical de Enseñanza con la
Secretaría de la mujer, no fue fácil, pero con la colaboración de algunas
compañeras y con el apoyo incondicional del Secretario General pude organizar
muchas actividades , jornadas y mesas
redondas para visibilizar ,sensibilizar,
formar y concienciar a un entorno social anclado en el machismo del
pasado y que apenas sabía en qué consistía la igualdad de género . Estaba a una
distancia abismal con el resto de las Comunidades Autónomas y por ese motivo tuvimos
que soportar todo tipo de comentarios y adversidades, trabajando tan sólo con
el apoyo puntual de los partidos y sindicatos de izquierda del momento.
La experiencia que me proporcionó trabajar durante tres
años como sindicalista ha sido fundamental para mi enriquecimiento personal y profesional,
y sobre todo para tener un conocimiento de otra realidad fuera de las cuatro
paredes del aula. A pesar de esto, siempre me he considerado maestra por encima
de todo y volver al aula y reanudar mi actividad docente me llenó de nuevo de
satisfacción.