Son niños que no
tienen compañía, tan solo la de ellos mismos. No tienen padre ni madre. No
tienen amigos, ni familiares que los acompañen en su día a día. Muchos de ellos
circulan por la ciudad, sobre todo por el puerto a la espera del despiste de la
policía para introducirse en el primer barco que les lleve al destino deseado.
La mayoría tienen entre 13 y 17 años y proceden de Marruecos.
Son etiquetados como delincuentes, drogadictos, indeseables, parásitos… porque
en ocasiones roban para subsistir, se drogan para olvidar, nos invaden para
sobrevivir y se aventuran a todo para salir de la ciudad.
Se niegan a internarse en el centro de menores porque a
pesar de recibir una cama caliente y un plato de comida, se les aleja de su
verdadero destino, de la oportunidad que les puede llegar en cualquier momento
y que no pueden aprovechar si se van del puerto. Por ello, viven en lugares
cercanos, en naves abandonadas o rincones espaciados. Otros se ocultan entre
las escolleras del muelle de la Puntilla, donde se han construido su propio
habitáculo para poder dormir. Cuando llega la madrugada que es cuando la
vigilancia policial se suaviza, salen para intentar meterse en cualquiera de
los barcos que parten hacia Algeciras. Durante el día mendigan su sustento en
las puertas de los supermercados y al caer la tarde reciben, en ocasiones, la
visita de algún particular u ONG, que les proporcionan un bocadillo y un zumo
para rellenar el vacío del hambre, ante la presencia inquisidora de algún
transeúnte que no comparte ese gesto solidario y que con su mirada muestra su
rechazo al colectivo marginado y al que le presta su ayuda.
Existen en Ceuta dos
centros que acogen a los menores no acompañados que no desean vivir bajo la
amenaza de la calle, uno es el Centro de la Esperanza para menores desde los
diez años y otro, el Centro Mediterráneo para niños y niñas entre siete y diez
años.
DIGMUN trabaja con
los menores del Centro de la Esperanza desde el año 2015 a través de las Aulas
de Inmersión Lingüística con cuatro monitores que les proporcionan los
contenidos necesarios para el aprendizaje de la Lengua Castellana Es la única
entidad que ofrece a estos menores una cobertura educativa de forma continua y
sistemática. La mayoría de estos chicos muestran un gran interés por aprender y tienen un espíritu luchador, con
afán de superación y con comportamientos en mucho de los casos, ejemplares. Los
hay indisciplinados y conflictivos, igual que en el resto de centros educativos
de la ciudad, pero sus monitores manifiestan, casi siempre, una gran
satisfacción por el entusiasmo que presentan y por su actitud respetuosa e
interesada. Participan activamente en todas las actividades lúdicas y
deportivas que se organizan, y algunos de ellos han destacado considerablemente
tanto en el deporte como en la pintura o en la música, pero sin esperanza de
perfeccionar estas capacidades dada la situación administrativa en la que se
encuentran.
Algunos de estos chicos se han ofrecido voluntarios para
participar en otros talleres que Digmun realiza con menores de la ciudad,
mostrando así su empatía y solidaridad con colectivos tan vulnerables como
ellos. Fue el caso de Zacarías que dedicó gran parte de su tiempo libre en
apoyar la lecto-escritura de los niños y niñas del Proyecto de Educo y en
realizar actividades lúdicas y deportivas con ellos.
La labor que Digmun realiza con estos chicos es de gran
importancia para ellos, puesto que no solo mejoran su competencia oral para
facilitar su adaptación al país de acogida, sino también porque se les da la
oportunidad de realizar actividades complementarias que mejoran su autoestima y
la posibilidad de relacionarse en otro entorno.
Desde la llegada al gobierno de la Ciudad del partido de
ultraderecha Vox, nuestra labor está siendo fiscalizada, controlada y criticada,
con el deseo de suspender cualquier subvención que sirva para mejorar las
condiciones de vida de este y otros colectivos con los que Digmun trabaja.
Dicha subvención, asignada por el partido que gobierna la ciudad (PP) en el año
2006, ha sido mejorada considerablemente a lo largo de los años a propuesta del
mismo partido y nunca a petición de nuestra asociación. Eliminar la aportación
económica que recibimos traerá como consecuencia empeorar aún más las
condiciones de vida de estos menores, ya que se les privará del derecho a una
educación básica, pero no por ello dejarán de existir en nuestra ciudad y de
estar bajo la responsabilidad de su Gobierno.
Solamente con el
apoyo, la complicidad y la traición del PP, que nos otorgó en el 2009 la
medalla de oro de la Ciudad Autónoma, ese partido (VOX) racista, machista y fascista,
conseguirá su objetivo. Lo tienen muy fácil porque ni a uno ni a otro, les importa
la suerte de los colectivos más vulnerables de la ciudad, que casualmente, son
musulmanes.
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