Tras el conflicto entre Ucrania y Rusia, que ha desencadenado una sangrienta guerra, donde mueren muchos civiles a diario, he rescatado este relato que escribí en el 2018 y que hace referencia a una niña ucraniana de acogida y sus vivencias en Ceuta. Esta niña, hoy adulta , ha vuelto a la ciudad que la acogió durante más de diez años. Ha huido de su país para salvar su vida y la de sus hijos.
1. LA LLEGADA.
Al
bajarse del autobús miró a todas las madres que esperaban la llegada de los
menores ucranianos y ella supo al instante cuál sería su madre de acogida. Eso
fue lo que contó Tania a su madre a los
pocos meses de su llegada a Ceuta.
Tania tenía nueve años y en
navidad del 2005 llegó a Ceuta, procedente de un orfanato
ucraniano. El verano anterior fue
acogida por una pareja que no pudo controlarla
debido a su fuerte carácter y a
todos los trastornos emocionales que traía como consecuencia de la falta de
afecto, y a los maltratos recibidos en su corta vida.
Tras ser rechazada por esta familia se la
asignaron a otra de Ceuta, que por el
contrario, le habían adoptado a la niña que acogieron el verano anterior. Esa fue la reflexión que hizo Tania al ver a su nueva madre en la estación de autobuses de Algeciras.
En esa
navidad, ya puso de manifiesto en varias
ocasiones, su verdadero carácter. Se mostraba con frecuencia poco afable,
lejana, desconfiada y cuestionaba
cualquiera de las normas que se le imponía sin importarle en absoluto si luego
habría sanción por ello.
Demostró
enseguida el por qué la familia anterior había rechazado un nuevo acogimiento
para ella. Habría que tener mucha paciencia, tiempo y cariño para llevar a cabo con éxito las
metas que se pretendían con tener a una niña ucraniana de acogida.
Esa navidad pasó demasiado pronto, pero el
suficiente para saber que el tiempo que durase la estancia de Tania en esa
familia iba a ser difícil. Era caprichosa, rebelde y demasiado huraña. En ocasiones cuando su
madre se acercaba para besarla por las noches, antes de irse a dormir, sin
pudor ninguno, se refregaba la cara en su presencia, para quitarse el beso.
Pasaba el día mirando la televisión, que junto con dormir y comer pasaron a ser sus aficiones
favoritas.
El
verano se convirtió en la estación preferida de Tania, y el tiempo sin darse
cuenta dejó su huella en ella. Cada vez que llegaba en el mes de junio, su
cuerpo había experimentado un cambio profundo, sus pechos se redondearon, la
cintura se marcó, y aunque era bajita, llamaba la atención por el azul
clarísimo de sus ojos y por su rubia
melena. Aunque seguía siendo distante y poco cariñosa, sí que fue cambiando
poco a poco al convivir en un ambiente seguro, confortable y repleto de afecto.
Ya no se limpiaba los besos, al contrario, los demandada por la noche antes de
irse a dormir y con ese acento mezcla
entre andaluz y ucraniano le decía a su madre.
-¿Y el beso qué…?
La afectividad también es educable y cuando
una niña pasa tres meses al año
en un ambiente familiar donde existen manifestaciones de cariño, termina
imitándolas sin darse cuenta, y ese fue uno de los objetivos conseguidos.
A los trece años, Tania era ya en verano la
reina de la playa Benítez. Había desarrollado y con el sol, su piel adquiría un
bronceado suave, sus ojos se tornaban de un azul más intenso y el pelo se
doraba aún más. Teniendo en cuenta que esta playa acoge gran parte de pandillas
de chicos y chicas que bajan por la tarde de la barriada de los Rosales, ella
descubrió que su imagen contrastaba considerablemente con el color moreno y el pelo negro de toda esta chiquillería,
convirtiéndose entonces en el punto de mira de todos ellos. Cuando se le preguntaba quiénes eran sus
amigos, siempre respondía diciendo.
-A mí me gustan morenos, ojos negros…yo ya
cansada rubios, ojos azules.
Entres
baños y paseos por la playa fue como Tania descubrió su primer amor. Se llamaba
Omar, estudiaba en el colegio Santa Amelia y era asiduo de la Playa Benítez.
Omar
se encandiló con ella, no dejaba de llamar al porterillo de su casa y por las
tardes la buscaba desesperadamente entre el gentío de la playa, hasta divisar
su bikini turquesa que junto con su melena destacaban como un foco de luz ante
sus ojos. Ella lo manejaba a su antojo y jugaba a darle celos con el resto de
la pandilla que se le acercaba.
A
veces Tania no iba a la playa porque estaba castigada. Su madre se proponía
todos los veranos que ella recibiera clases de lengua y matemáticas porque su
nivel educativo era tan bajo en estas áreas que apenas superaba los niveles de
segundo de primaria. El empeño de la madre traía como consecuencia enormes conflictos entre ambas, verano tras verano. Ella cuando
se hartaba de dicha insistencia revoloteaba los cuadernos por el suelo y
gritaba, unas veces en ucraniano para que no la entendiera nadie, y otras en
español.
-yo ya harta de escribir, matemáticas
ucraínas no como de España.
Al final
terminaba sin playa y Omar se marchaba cabizbajo sabiendo que ya la había
vuelto a montar. El idilio con Omar terminó al finalizar el verano y con la
vuelta de Tania a Ucrania. Ella no volvió
a interesarse más por esa relación, pero en él tuvo que dejar una profunda
huella porque aún al cabo de los diez años sigue preguntando por ella.
2. LA ADOLESCENCIA.
El
resto de los veranos no fueron muy distintos a los anteriores. Lo que sí manifestó
de nuevo, fue un enorme interés por el sexo contrario, no se sabe si porque las
hormonas estaban a flor de piel o porque
su autoestima se elevaba al llegar a Ceuta, al sentirse tan admirada por su exótica belleza. Así que cada verano
tenía una historia amorosa, y ya dejaron de gustarle los morenos de ojos negros
y cambió su gusto por los que vivían en
la Calle Real. Los conflictos de agravaron a medida que fue creciendo y sobre
todo cuando llegaba la feria de Ceuta.
La
feria se convirtió en una verdadera pesadilla. A Tania le encantaba la feria. Le
gustaba vestirse de gitana, montarse en
los cacharros, ir a la ofrenda de flores
…pero lo que más le gustaba de todo, era
salir con sus amigas. Al llegar la tarde empezaba el proceso de restauración y entonces se acicalaba al estilo ucraniano: uñas
pintadas con decoraciones multicolor , zapatos
de alto tacón, melena lacia al viento, vestido corto palabra de honor y pintura a toda brocha en
ojos, mejillas y labios. Cuando terminaba todo ese proceso y su madre la veía salir, empezaban las
discusiones y la feria se hacía
interminable. Los conflictos empezaban con negociar la hora de vuelta a casa y
terminaban porque su madre quería conocer con quién y a dónde iba a estar. Ella
siempre respondía diciendo.
-Yo ya 14 años y en Ucraína las niñas vuelven cuando quieren.
Al
final, terminaba castigada sin feria porque
se había saltado a la torera
todos los horarios y demás normas negociadas. En los últimos años, su madre
procuraba hacer un viaje en esas fechas y así se evitaba los conflictos que
acarreaba las noches de feria en Ceuta.
A medida
que fue pasando el tiempo, Tania se fue acostumbrando a su entorno familiar y a
sus nuevas forma de vida de España. Mejoró su salud, su formación, hablaba
español correctamente, se mostraba más
cariñosa y amable con todos, pero su carácter conservó siempre un tono de
desconfianza y de rebeldía, manteniéndose siempre a la defensiva, como si se
protegiese de un posible daño futuro, sin saber que ese daño le vendría de
nuevo precisamente del mismo lugar que la maltrató en la infancia.
Cuando
llegaba la fecha próxima a la
marcha, la cara se le descomponía y comenzaban otra vez las discusiones sobre lo
que había que comprar, regalar o llevarse en la bolsa para el orfanato. En una
ocasión, cuando estaba próxima la fecha de volver , le pregunto a su madre con
cierta curiosidad.
¿Si me parto una pierna y me escayolan, no
me puedo ir, verdad?
Su
madre ante esa descabellada sugerencia, le respondió que se iría con escayola y
todo, porque si no tendrían un conflicto internacional, así quedó zanjada esa cuestión
para el resto de los viajes por si se le ocurría hacer cualquier barbaridad.
El equipaje de Tania consistía en una bolsa
grande que se llenaba de ropa, material escolar y todo tipo de enseres que se
iban a repartir al orfanato para los niños y niñas que no habían tenido la
suerte de venir a España. Ella, en un principio se hacia otra bolsa más pequeña
para meter sus propias pertenencias que eran para uso propio y para regalar
tanto a profesoras, amigas, novios ucranianos…etc. Los últimos veranos su
maleta llegó a ser mucho más grande que el bolso para el orfanato porque allí ya llevaba todo su vestuario
invierno-otoño-primavera y todo tipo de
cosmética: compresas, esmalte de uñas, laca, crema de cuerpo, suavizante,
champú, horquillas, pasadores, felpas, pinturas varias…etc , y alimentos no consumidos en su país: jamón,
chorizo, volaores , chocolate Maruja, pipas Tijuanas, chupa chups Kojat, pepinillos
en vinagre, aceitunas…etc. Nunca supo su madre como era capaz de trasladar todo
ese equipaje desde Ceuta a Ucrania cuando ella apenas
medía un metro cincuenta , pesaba cuarenta y ocho
kilos, y tardaba casi dos días en llegar
a su destino.
Ella, con todo su equipaje llegaba al final del trayecto, pero muchas de las
cosas que llevaba de valor o eran robadas por otros niños, o eran requisadas
por las monitoras para su propio uso y
disfrute. Al final se quedaba con lo que la directora decidía y ella en un mar
de lágrimas llamaba a su madre para decirle entre sollozos:
-profesoras ucraínas se lo llevan todo,
sólo me dejan pepinillos en vinagre
Tania
no era la única niña que venía a Ceuta con una familia de acogida, pero sí fue
la primera y la mayor de todas. Al pasar los años, su español mejoró
notablemente y aunque conservaba algo de acento extranjero, apenas se le notaba
su procedencia ucraniana cuando se comunicaba con su entorno. Por ese motivo, cuando cada verano llegaba los niños
nuevos de acogida a Ceuta, las familias se ponían en contacto con
ella para que hiciera de intérprete, ya que muchas veces resultaba muy difícil
la comunicación y el entendimiento entre el menor y la familia, generando
conflictos y problemas de adaptación. Cada vez que alguien llamaba por teléfono
para requerir su ayuda, ella con cara de disgusto protestaba diciendo:
…-Niños ucranianos muy pesados, siempre
llorando…a mí nadie me traducía nada
La
solidaridad no era precisamente una cualidad en Tania, a pesar de haberla
vivido en el seno de su familia de acogida y su bienestar era producto de esa
solidaridad, ella no la practicaba con
los demás. No se sabe si cuando ya se
olvidan las situaciones de precariedad
en la que se vive con anterioridad y se disfruta
de nuevos privilegios, el pensar en los demás no forma parte de los
intereses de nadie y eso fue lo que le
pasó a Tania.
El
tiempo transcurrió muy deprisa y nunca pensó la madre de Tania que verano tras
verano, y navidad tras navidad ella formaría parte de su vida durante más de diez años.
Antes
de cumplir los dieciocho años hablaban muy a menudo de todo lo que se iba a
encontrar en el mundo exterior cuando saliera del orfanato y la fue preparando
para que su adaptación a ese nuevo entorno no fuera demasiado brusco y no
sufriera las consecuencias del mismo.
En Ucrania, una vez
que los menores cumplen dieciocho años en el orfanato, el gobierno los traslada
a pisos tutelados y pueden seguir estudiando una formación profesional y gozan
de libertad absoluta para salir y entrar a su antojo. Las condiciones del piso,
de la comida, ropa, libros… son bastante precarias y deplorables. Muchos de
ellos dejan de estudiar y se meten en el mundo de las drogas, del alcohol y las
chicas de la prostitución o se quedan embarazadas.
El
verano antes de ser mayor de edad ,su familia le regaló todo lo necesario para
su graduación y además la preparó para que su vida al salir del orfanato fuera
lo más agradable posible, dándole todos los consejos necesarios para que el
paso a la madurez diera sus frutos y obtuviera una titulación que le permitiera
vivir de forma independiente y con un cierto estado de bienestar en su propio
país. El volver de nuevo a Ceuta resultaba
muy complicado al tener ya dieciocho años y no vivir en un orfanato, puesto
que los programas de acogimiento sólo se pueden llevar a cabo con menores en
situaciones de riesgo o exclusión social.
3 .LA LIBERTAD.
Nada
de lo que se le aconsejó durante tanto tiempo dio sus frutos. Lo primero que hizo Tania al dejar el
orfanato fue echarse un novio y abandonar el piso para vivir con él y su familia, por lo que perdió
el derecho a recibir la paga de orfandad y
a residir en el piso de acogida. Después de ocho meses de convivencia
comprobó que era utilizada por la familia del novio para trabajar en el campo,
limpiar la casa y realizar diversas
tareas domésticas.Cansada de ser explotada, abandonó el piso y se marchó de
allí, encontrándose en la calle , sin tener lugar donde vivir. La situación aún
empeoró cuando se enteró de que estaba embarazada y su novio no quería saber
nada de su bebé. Al haber abandonado el piso de acogida , se encontró en la
calle y sin tener a donde ir. Este fue
el inicio de una serie de desdichas que le tocaría
vivir en los años futuros.
Nuevamente
con la ayuda de su familia se instaló en
un piso a la espera de que naciera la niña. Fue en ese momento cuando estalló
la guerra de Ucrania en la ciudad de Donestk y en Lugansk, siendo ésta última la
ciudad donde ella vivía.
Los continuos bombardeos dejaron a la población de las zonas en conflicto
con un acceso limitado a agua, alimentos y otras necesidades básicas.
Los edificios y carreteras estuvieron gravemente dañados y
los enfrentamientos dificultaban el
envío de ayuda humanitaria a los numerosos civiles que estaban atrapados en esa zona. La escasez de
artículos de primera necesidad, como comida, combustible y medicinas, provocó
un aumento de los precios de los suministros disponibles. Así eran las
condiciones de vida en la que se encontraba Tania. Este
conflicto tuvo grandes consecuencias
para los habitantes .Muchos de ellos fueron encarcelados por rebeldes, otros
huyeron a Rusia , otros pudieron pasar a la zona ucraniana como refugiados
y la mayoría aún permanece en ambas
ciudades soportando las consecuencias de un conflicto que sigue teniendo a su
población en situaciones de pobreza y desprotección.
Entre bombardeos, destrucciones de
edificios, falta de alimentos, deficiencias sanitarias, miedos, temores e
inseguridades, transcurrió el embarazo de Tania y antes de la fecha prevista
nació su hija María, mezclándose su
llanto con el sonido de los disparos y
de las bombas del exterior. Tener diecinueve años y el vivir en una ciudad en
guerra y no tener recursos ni familia a tu alrededor, no facilita el criar y
mantener a un bebé recién nacido. Ese sería el planteamiento que se hizo Tania
al salir del hospital donde tuvo que
llevar no sólo las sábanas y las toallas para ser atendida, si no también toda
la medicación y enseres necesarios para un parto.
Al llegar a su casa donde le
esperaban apenas treinta metros de apartamento con tan sólo lo necesario para
poder sobrevivir , pidió en estado de desesperación volver a Ceuta. Salir de Lugansk no era
fácil, los medios de transportes estaban la mayoría de las veces controlados y
los trenes apenas hacían el trayecto a Kiev, donde se suponía que tendría que
salir con destino a Madrid. Si conseguía llegar hasta la capital ucraniana su
evacuación del país ya sería cuestión de dinero y de tiempo. Un día festivo, al
mes de nacer su hija, consiguió coger un
tren y salir del infierno de la guerra. Después de más de doce horas de viaje llegó a
Kiev donde la esperaban una facilitadora y un apartamento para vivir en él
hasta que se pudiera obtener todos los permisos necesarios para su salida del
país.
4.-LA HUIDA.
Un mes duró la estancia de Tania y
su hija en Kiev. Mientras ella subsistía en la capital ucraniana , la
facilitadora iba solicitando toda la documentación necesaria para salir del
país .Con dinero y por medio de sobornos se consiguió el visado. Al parecer la
única forma de agilizar y conseguir salir de allí era a través de un visado
griego, que según la facilitadora era el único permitido para la evacuación de
aquellas personas que huían desesperadas ante esa situación de conflicto.
Una vez conseguido el visado, haber hecho el
ingreso de dinero requerido en una cuenta bancaria, tener el billete de avión
cerrado y poseer todos y cada uno de los
documentos exigidos por el gobierno y la policía ucraniana, Tania se dirigió al
aeropuerto dispuesta a coger el vuelo hacia Madrid, el día y la hora fijada.En
el instante de embarcar y mostrar el visado que llevaba, la policía le impidió
el vuelo y le informó que con ese visado sólo podría viajar a Grecia y no a
Madrid. La situación de desamparo, de desesperación y de impotencia ante la
negativa de no poder viajar hasta España , después del
esfuerzo, el dinero y el tiempo invertido en esa proeza, inundó a Tania que
entre grandes sollozos y el alma destrozada llamó a su madre para informarle de
la situación que estaba viviendo en ese momento. Muchas fueron las llamadas de
teléfono y las gestiones que se hicieron para conseguir sacar a Tania y a su
hija de ese aeropuerto, y aunque perdió el vuelo previsto, se consiguió
sacarlas de allí a través de otro vuelo rumbo a Suiza con enlace a Madrid, ya
que este país tiene un acuerdo por el que puede circular libremente, toda persona que haya entrado regularmente por
una frontera exterior o resida en uno de los países que aplican el acuerdo .Ante este gran contratiempo, la facilitadora expresó
de forma clara su opinión.
-Eso se hubiera arreglado mucho mejor dándole dinero a la policía del
aeropuerto.
Ese mismo día, a las doce de la
noche llegaron ambas a Barajas y allí durmieron para salir al día siguiente en
tren hacia Málaga y partir luego hacia Ceuta.
Tres meses tenía tan sólo María y ya había sido testigo de innumerables
situaciones de conflictos antes de
establecerse en Ceuta con su madre. Por ese motivo, su llegada a nuestra ciudad
le proporcionó una paz y tranquilidad que se vio reflejada al poco tiempo en
sus inmensos ojos azules y en su escaso
pelo rubio que adquirieron más fuerza y viveza a medida que fueron pasando los
días. El tiempo fue transcurriendo y
Tania se dedicaba a amamantar y cuidar a su hija, siendo ésta la única misión
que llevaba a cabo a diario. Su madre , mientras tanto, se informaba y
gestionaba toda la documentación necesaria para legalizar su situación en
España como refugiada por conflicto bélico.
Los días fueron pasando y aunque
ambas gozaban de una placentera vida, rodeadas de cariño, seguridad, buena alimentación
y un lugar apacible donde vivir , no por
ello, Tania dejaba de hablar de su país, y se pasaba el día conectada al
teléfono en contacto , según ella , de sus amigos ucranianos. Habían pasado ya
más de tres meses y casi toda la documentación para legalizar su situación
estaba ya entregada y sólo a la espera de recibir el informe de conformidad o
denegación del permiso de residencia
temporal.
Tania seguía conectada cada vez más
al teléfono y su estado de ánimo iba cambiando con más frecuencia cada vez que
iban pasando los días. Una tarde , después de darle de mamar a su hija, le dijo a su madre que quería
volver a Ucrania, y le confesó que allí la esperaba su marido, con el que se
había casado poco antes de huir de allí, y que había reconocido a su hija, al
no ser el padre de ella.
5. HACIA LOS BRAZOS DEL AMOR.
Muchos fueron los intentos que se
hicieron para convencer a Tania de lo descabellado que era volver a una ciudad
que continuaba en guerra y que sus habitantes luchaban por sobrevivir y más aún
con un bebé que apenas tenía seis meses y con un padre postizo que no se sabía
a qué se dedicaba y cómo las iba a tratar. Día tras día, toda su familia le
hablaba de todo el riesgo que traería el volver a Ucrania y de todo lo que
perdería en el camino. Ella de forma muy convincente añadía.
-Allí está mi marido y allí es donde debo estar.
En ningún momento se planteó que
fuera él quien se desplazara con el tiempo a España para que todos tuvieran una
vida mejor, mientras ella legalizaba su situación y la de su hija.
En Ucrania la mujer es considerada ,en
muchos casos, como objeto de exhibición.
Manifiestan un excesivo cuidado de su imagen para agradar y atraer al sexo
contrario, a pesar de que el país tiene un nivel
extremadamente alto de educación, este factor no incide en luchar por la
igualdad de sexos. La legislación de Ucrania, puede parecer que la igualdad de
los derechos de las mujeres y los hombres está garantizada en todos los
niveles, sin embargo, es una falsa impresión, porque muchas leyes existen sólo
en papeles, ya que carecen de medios para llevarla a la práctica. En el
orfanato de Tania se celebraba como un gran acontecimiento el día Internacional
de la mujer, por lo que se deduce que había una gran concienciación sobre este
tema, sin embargo ,ella tuvo claro que el papel de la mujer debía ser el de
madre y el de esposa mantenida, no se planteó la opción de los modelos de mujer
independiente con los que convivió durante diez años en España.
Es difícil de entender cómo se puede
tomar una decisión como esa, cuando vives en una ciudad repleta de inmigrantes
y que luchan día a día por tener una vida mejor, aún a riesgo de perder su vida
en el camino, dejando en su país a su familia, sus amigos y sus verdaderas
raíces. Todo esto lo conocía Tania, pero de nada le sirvió esa información.
Ella sabía todo lo que iba a perder si se iba, y cuál iba a ser el futuro de su
hija. Sabía que sería una ida sin retorno , pero nada de lo que ella sabía tuvo
la suficiente fuerza para desistir en su empeño y decidió volver, no se sabe si
ante la presión de su enamorado o ante
tanto amor como ella le profesaba.
-Sé que me voy a arrepentir, pero esta es mi decisión. Esas fueron
las últimas palabras que pronunció Tania antes de partir
Volvió a los brazos del amor. Volvió a un país repleto de sufrimientos,
un país corrupto, en guerra y donde los derechos humanos están muy lejos de ser
una realidad. Cambió un futuro seguro para ella y su hija, por un futuro sin
familia, sin casa , sin trabajo, sin cobertura sanitaria, sin servicios
sociales, un país en conflictos, pero eso sí, según ella, el país donde estaba
el hombre que la iba a proteger , el
marido que la iba a compensar de todas estas carencias y que hacía apenas cuatro
meses que conocía.
6.- EL DESAMOR.
El marido de Tania había salido
huyendo ante la situación de desamparo en la que se encontraba su ciudad, Lugansk, tras convertirse en una república independiente.
La mayor parte del territorio controlado por
la República Popular de Donetsk, está en Ucrania como territorios de Donetsk y
Lugansk con régimen especial de autogobierno local .La mayor parte del
territorio declarado está controlado por
el gobierno ucraniano. El resto del territorio que está fuera del control de las autoridades
de Ucrania, se considera el "territorio temporalmente ocupado".El
Gobierno ucraniano y ciertos países y organizaciones creen que esta república
tiene el apoyo militar de Rusia. Estas acusaciones son rechazadas por los dirigentes rusos.Por este motivo
los habitantes de Lugansk se consideran pro-rusos y los que huyen de esa ciudad
para vivir en territorio ucraniano son considerados refugiados políticos dentro
de su propio país.
Antes de la
llegada de Tania, él se instaló en Kharkiv, la segunda ciudad
más grande de Ucrania. Una importante ciudad para el país desde el punto de
vista cultural, educativo e industrial . Allí encontró un trabajo en una
fábrica y allí esperó la llegada de Tania.
Se
instalaron en un pequeño apartamento que apenas tenía espacio para un sillón
cama, un mesa y cuatro sillas, un pequeño baño y una cocina en el mismo salón. El ganaba doscientos
euros al mes y pagaban cien de alquiler. Recibían ayuda humanitaria de leche y pañales para el bebé en
determinadas ocasiones cuando conseguían que alguna asociación , de ayuda al
refugiado, se apiedara de ellos.
El
tiempo fue pasando y ella apenas hablaba de las necesidades que iban teniendo
para sobrevivir. Aún vivían bajo el hechizo del amor, y todas las
contrariedades se iban resolviendo por muy duras que fueran. María seguía alimentándose de la leche materna y así continuó hasta casi los dos años. Esto
les ahorraba el gasto de leche pero no el de pañales y del resto de los víveres
necesarios para alimentarse. Su madre les enviaba cada mes un bolso repleto de
algunos alimentos necesarios para poder subsistir. Después de casi dos años de
lucha por la supervivencia , Tania se volvió a quedar embarazada de su
nuevo marido , a pesar de todos los
consejos que recibió sobre los métodos
anticonceptivos y de lo poco oportuno que sería para ella y su familia la
llegada de un bebé, teniendo en cuenta la situación que vivían carentes de todo
lo básico para mantener a nuevo miembro de la familia. Anatoli tuvo la suerte
de nacer en mejores condiciones sanitarias que María , al menos el parto no estuvo
acompañado de disparos y bombardeos.
Se
supone que la situación de precaridad que vivían, acompañada de que tenían veinte años cada uno, unido a un matrimonio acelerado y el
nacimiento de otro hijo, contribuyó a que las relaciones entre ambos empezaran
a sufrir un declive cuando apenas llevaban dos años de convivencia. Él empezó a
mostrar su verdadera cara, que al parecer ,ella
aún no había descubiero, y comenzaron
las disputas, los reproches, las peleas diarias, hasta culminar en un control de
todo lo que ella hacía, decía o con quién se relacionaba. Se estaba trazando el
camino adecuado para culminar en el maltrato físico, que empezó por un empujón
y terminó con una paliza.
No
se sabe si fue la primera, pero sí fue la última paliza que recibió Tania de su
marido. Después de recibirla llamó a su
madre para contarle lo que había ocurrido y que se encontraba en la calle sin
recursos, maltratada y con dos niños , una
niña de apenas tres años y un bebé de cinco meses. Tras avisar a la policía del maltrato que había recibido
y mostrarle el informe médico, ésta la
única actuación que llevó a cabo fue
decirle que se presentara tres días después en la comisaria para presentar la
denuncia y mientras tanto que volviera con su marido que era lo más adecuado.Intentó
desesperadamente buscar ayuda en alguna asociación que trabajara con mujeres
maltratadas y en ningún caso recibió
ninguna .
En Ucrania las mujeres que sufren malos tratos
están acostumbradas a ocultarlo. Suelen silenciar lo ocurrido por temor a ser
reprobadas, a ser acusadas de tener ellas mismas la culpa y a recibir más
agresiones en venganza , raramente comparten lo que les ha ocurrido con un especialista
o piden ayuda. La visión de la mujer
como un objeto está muy arraigada en este país y los medios de comunicación y la publicidad contribuyen
a afianzar los esterotipos machistas y a
perpetuar el silencio.No existe
una ley específica de castigue la violencia de género (ni siquiera de violencia
doméstica).No existen juzgados
especializados ni normas que castiguen el abuso psicológico o la violencia económica,
social o física.
La única opción que
tuvo Tania después de ser maltratada y de haber huido del que fue su nido de
amor, fue refugiarse en casa de una amiga que la acogió durante tres días hasta
que puso la denuncia. Después de visitar la comisaria y presentar el informe
médico , la única sanción que recibió su marido fue una multa que nunca pagó porque sobornó al policía para
que le quitara la denuncia.
Ella
no volvió con su marido para no correr el riesgo de ser una víctima más de las
mujeres que son asesinadas tanto en Ucrania como en el resto del mundo. Una vez
más se encontró en la calle, pero esta vez con un equipaje mucho mayor. Se
buscó un nuevo apartamento aún más precario que el anterior y comenzó una nueva
etapa con la ayuda de la única persona
que tenía, su madre. Ahora vive con la pensión de 80 euros que el gobierno le
da por tener un hijo menor de tres años, con la ayuda humanitaria que recibe de
algunas asociaciones y con la pena de
haber sacrificado el futuro de sus hijos por refugiarse en los brazos de aquél
que creía que le daría una vida repleta de amor .
Tania
se arrepintió de su terrible decisión tal
y como manifestó antes de salir de
Ceuta, pero asume su error y lucha diariamente para sacar a sus hijos
para adelante.
Ceuta abril de 2018
ESTE RELATO FUE PUBLICADO EN EL LIBRO "RELATOS DESDE LA BIBLIOTECA" EN EL AÑO 2018, EN CONMEMORACIÓN DEL DÍA DEL LIBRO,