EL PAPEL DEL
VOLUNTARIADO EN LA ASOCIACIÓN DIGMUN
La Asociación Digmun es una asociación de ámbito local
que se fundó en el año 2005 y su objetivo fundamental es la de atender las
demandas de los colectivos más vulnerables de la ciudad que son las mujeres,
niños y niñas.
Digmun fue un proyecto que surgió después de mi
experiencia educativa en Marruecos y que al volver a Ceuta planteé a un grupo
de mujeres que creyeron en él y que después de su jornada de trabajo, colaboraron
de forma voluntaria y desinteresada para constituirse en asociación , por lo
que fuimos las propias socias fundadoras las primeras voluntarias que durante
muchos meses de trabajo conseguimos poner en marcha una ilusión que aún perdura,
a pesar de los años.
Los primeros
años, el trabajo voluntario de la directiva que se acababa de constituir, fue
fundamental para detectar las primeras necesidades de las personas que se
acercaban a nuestra sede y a partir de aquí poner en marcha los primeros
proyectos. Teniendo en cuenta que no contábamos con subvención ni con personas
voluntarias ajenas a nosotras, todo el trabajo se llevaba a cabo desde la
propia asociación y con personas cercanas a nosotras mismas. Hicimos una
campaña de captación de socios/as para recaudar fondos y poder pagar así el
alquiler del local donde nos ubicamos y allí comenzamos a repartir las primeras
ayudas humanitarias y a atender a los primeros usuarios.
La demanda de muchas mujeres a una formación básica de
español y de alfabetización, y ante el rechazo de las instituciones locales de
atenderlas por no tener permiso de residencia ni otra documentación, nos
demostró la necesidad de este colectivo de ser atendidas para poder salir de la
situación de precariedad laboral en las que se encontraban, de aquí que el
primer proyecto que llevamos a cabo fue el de "Alfabetización de mujeres
fronterizas" porque no podían acceder a una
educación formal en un centro público de adultos. Ante la falta de personal
voluntario para atender esta demanda, solicitamos las primeras subvenciones.
Por este motivo,
desde su fundación, la asociación ha necesitado de personas voluntarias que han
servido de apoyo a aquellos proyectos y actuaciones que se ponen en marcha puntualmente o durante todo el año, ya que no sólo con el personal contratado
es suficiente para atender las necesidades de todas las mujeres y menores que
llegan a nuestra asociación, debido a que en un principio los primeros talleres
atendían a 30 mujeres y en la actualidad son más de 100 las que participan en
las clases que se imparten y muchas otras se quedan en lista de espera. Gracias
a la colaboración de IES Puertas del campo que nos cede sus aulas, del personal
contratado y del voluntariado que apoya el proyecto, estos talleres se pueden
impartir con éxito todos los años.
La primera voluntaria que trabajó
incansablemente, sin ser de la directiva, fue Iman. Ella atendía sin descanso a
todas aquellas personas que llegaban a nuestra sede buscando ayuda humanitaria,
asesoramiento jurídico, maltrato machista o acompañamiento en caso de la
búsqueda de recursos. Aunque toda la directiva trabajaba y compatibilizaba su trabajo
con la gestión de Digmun, no era posible atender las grandes necesidades que
presentaban diariamente las personas que se acercaban al local, por no ser
compatible con el horario de nuestro trabajo. Iman coordinaba conmigo todo el
trabajo que diariamente se presentaba y gracias a su labor se pudieron evacuar
a la península algunos menores con grandes problemas de salud, se pudieron
escolarizar niños y niñas que estaban en situación irregular por falta de
empadronamiento, canalizaba la llegada de ropa, material escolar y medicinas,
participaba en los talleres de mujeres, coordinaba y gestionaba el de los
menores sin escolarizar. El trabajo de Iman durante tres años fue muy
importante para la continuidad y la puesta en marcha de muchas actuaciones y
sobre todo para darle difusión y seriedad a nuestro trabajo, ya que ella era la
persona visible ante los ojos de los usuarios/as.
reparto de juguetes
El reparto de ayuda humanitaria en los primeros años, se
llevaba a cabo en nuestra sede, pero después se fue extendiendo en la zona
norte de Marruecos y casi todos los fines de semana salíamos a repartir de forma
coordinada con asociaciones de Río Martil, Rincón, Tetuán, Tánger o
Castillejos. Previamente se hacían campañas de recogida del material necesario
que se iba a repartir: ropa, alimentos, material escolar, juguetes, medicinas o
aquellos que ellos necesitaban para cubrir las necesidades de algún taller como
de peluquería, informática, guardería
Fue importante también la ayuda que se realizaba en los campamentos cercanos a Castillejos donde acampaban cientos de inmigrantes subsaharianos a la espera de poder cruzar a Ceuta. Se les proporcionaba ropa, alimento y medicinas, y eran atendidos por personal sanitario para curar heridas y lesiones
El trabajo previo de recogida
de material, como el reparto que se hacía el fin de semana, requerían la
presencia de voluntariado para organizar, clasificar y hacer el reparto. En
muchas ocasiones, el reparto iba acompañado de actividades lúdicas con las
asociaciones de Marruecos, y en estas actividades han colaborado diversas
asociaciones tanto de Ceuta como a nivel nacional sin ánimo de lucro. Sin la colaboración
de tantas personas desinteresadas que han participado en todas estas
actuaciones, no hubiera sido posible llevarlas a cabo. La participación del
voluntariado en este tipo de actividades siempre ha sido muy satisfactoria,
porque no sólo les permitía colaborar en una actividad solidaria, si no también
les servía de conocimiento del entorno y de relaciones de convivencia con otros
participantes, así como el conocer de cerca el trabajo que Digmun realizaba con
estos colectivos tan vulnerables.
Cuando la necesidad de voluntariado es muy grande porque se requiere un
trabajo más constante y más específico para atender actuaciones formativas, se
hace una campaña de captación a través de las redes sociales y casi siempre
podemos contar con la participación de uno o dos voluntarios que colabora de
forma puntual.
Cabe señalar que el número de personas voluntarias que se
acerca a nuestra asociación suele ser escaso y con poca continuidad en el
tiempo, bien porque encuentran una oferta de trabajo, porque buscan otra
alternativa de estudios o porque en ocasiones el compromiso de trabajo
voluntario no lo llegan a valorar como un verdadero compromiso. A pesar de
ello, todos los años disponemos de uno o dos voluntarios/as que colaboran con algunas
de las necesidades más importantes que tenemos, como es la distribución y recogida de ayuda humanitaria de ropa,
alimentos, apoyo a los menores que no están escolarizados y que necesitan una
atención individualizada para que adquieran los niveles adecuados a su edad, la
alfabetización de mujeres, los talleres de salud , igualdad, habilidades sociales, apoyo en actividades
deportivas, de ocio y de animación con
los menores no acompañados del Centro de la Esperanza, en actividades del día
de la Infancia, de la Mujer y Contra la Violencia de Género, el acompañamiento
a las personas que demandan asistencia social, jurídica, o de denuncia de violencia de género, y en el reparto de ayuda humanitaria, como
ropa, comida, medicinas y mantas a los
inmigrantes que se encuentran en los bosques al otro lado de la valla
fronteriza…etc.
La intervención
del voluntariado en cada proyecto se determina en función de la formación y preferencia que manifiestan a su
llegada. Despúes de una entrevista inicial y de la entrega del Libro Blanco del
voluntariado, confeccionado por la Directiva de Digmun , se firma un contrato
de trabajo voluntario por el período y las horas que cada voluntario/a
determine y se le asigna a un proyecto o
a una actividad determinada.
Con el paso del tiempo, la actividad de Digmun ha aumentado
considerablemente, ya que el número de usuarios/as es cada vez mayor y sus necesidades de formación
requieren la presencia de más personas para cubrir sus expectativas. Comenzamos
a trabajar también con los menores no acompañados del Centro de la Esperanza, y
con las mujeres reclusas del Centro Penitenciario, por lo que necesitamos más
recursos humanos.
Desde hace seis
años, Digmun forma parte de una plataforma europea a través de un proyecto de
Erasmus Plus para ser asociación de acogida y de envío de jóvenes voluntarios
europeos. Este proyecto nos ha permitido recibir a dos voluntarias europeas
durante todo el período escolar. En un principio la colaboración que recibimos
de ellos es escasa por desconocimiento del idioma, pero al cabo de unos meses,
la participación en nuestros talleres y en el resto de las actividades son muy
productivas, ya que aportan nuevas perspectivas al trabajo que realizan por
pertenecer a países diferentes al nuestro y tener distintas costumbres y formas
de vida. Se implican en la vida personal y social de los usuarios y conviven
con ellos formando parte de sus propias experiencias.
Voluntarias europeas
La acogida del voluntariado europeo nos ha proporcionado
un voluntariado joven, dinámico, solidario y con ganas de trabajar e innovar.
Gracias a ellas tenemos apoyo a largo plazo, durante todo el tiempo
que duran los talleres de mujeres, menores y con el reparto de ayuda
humanitaria. La llegada de este voluntariado ha servido de difusión a otros
jóvenes cercanos a ellos y que de otra forma y con otras expectativas, como
hacer prácticas universitarias o realizar algún master de cooperación, han
solicitado ser partícipes de nuestros proyectos, por lo que hemos recibido a
otros jóvenes en un plazo más corto que también han apoyado nuestras clases de
alfabetización, de español o con los menores sin escolarizar. En este último
caso tuvimos a Francesca, joven italiana que nos escribió el pasado mes de mayo
porque quería formar parte de nuestro equipo de trabajo durante tres meses. En
Italia había oído hablar de nuestra asociación y de los proyectos que
realizábamos. Ella insistió en venir y a pesar de que le informamos que durante
esos meses la actividad en Digmun se reducía considerablemente por finalizar
los talleres, ella tenía ya decidido dónde iba a pasar sus meses de vacaciones.
A principios de junio llegó a nuestra ciudad con un equipaje repleto de proyectos
y de ilusiones para con compartir con todos nosotros y demostrarnos lo que es
la solidaridad desinteresada. Francesca tenía 28 años pero parecía una chica de 18 por
su aspecto juvenil y su manera tan activa de desenvolverse. Fue autónoma desde
el principio, ella se buscó alojamiento, se organizó su viaje y apareció en
Digmun cuando ya tenía todas sus gestiones personales resueltas. En cuanto
llegó, con su escaso español, nos dijo que estaba dispuesta a hacer todo
aquello que fuera necesario. Lo primero que puso en marcha fue un taller de
mujeres con aquellas que habían finalizado el curso y que ya no podían ser
atendidas por falta de recursos humanos, y de espacio. Colaboró en la escuela
de verano de los talleres de Educo participando en todas las actividades de
ocio y tiempo libre. Participó en las actividades de playa y montaña de la
escuela de verano de los menores del Centro de la Esperanza y distribuyó ayuda
humanitaria no sólo en nuestra sede sino también más allá de la frontera ,en los
campamentos de los inmigrantes acampados en los bosques de Tánger. Francesca
fue un ejemplo de voluntariado solidario desinteresado y con ilusión de
trabajar por el bienestar de los demás sin recibir a cambio nada más que su
sonrisa.
Ella nos dejó este escrito haciendo una valoración de lo
que había sido su experiencia en nuestra asociación.
Mi
experiencia de voluntariado en Digmun ha sido en el verano 2018.
Había viajado
ya antes en mi vida, también he vivido una experiencia de voluntariado en Ghana
con mi compañeras y compañero del colectivo del cual formo parte. Pero en
Ceuta, en Digmun, fue una experiencia única.
Los días
antes de partir para Ceuta estaba como asustada, esta vez iría a hacer una
experiencia sola, sin conocer a nadie.
Por eso, por
el contexto de Ceuta, por el trabajo que hace Digmun y por las personas que
forman parte de Digmun, mi experiencia de voluntariado ha sido de crecimiento profesional, pero sobre todo humano.
Fui acogida
en una gran familia, que trabaja con fuerza, energía y profesionalidad y
también con pasión y amor.
Una experiencia de voluntariado como esa te
permite ver y tener el deseo de cambiar la realidad y
todo se puede convertir en actos concretos. Convertir deseos en actos no es
sencillo, he podido ver que se necesita constancia , organización, fuerza, positividad
y de la aportación de la energía y del tiempo de muchas personas.
Los actos
concretos y la asociación que lo aporta
tiene un gran valor. Muchas veces miramos el mundo dónde vivimos como si nunca
pudiéramos hacer nada para cambiarlo. Las injusticias y las brutalidades que
nos rodean parecen demasiado grandes, como montañas y nos sentimos pequeños.
Esta experiencia de voluntariado me ha dado muchas oportunidades: de ver que
muchas cosas son posible, que también pequeños actos tienen un gran valor
porque pueden cambiar el curso de la vida de una persona y que grandes metas se
pueden alcanzar. Si hay mujeres que después de trabajar, cansadas, van al curso
para aprender español, eso es grandioso. Si hay niñas y niños que cada año no
pueden ir a un colegio pero un día
consiguen entrar, eso es grandioso
Si hay
sonrisas siempre es grandioso.
La experiencia
del voluntariado te permite vivir de cerca la vida de los más necesitados y
ponerte en el lugar del otro. A partir de aquí tu vida cambia.
La necesidad de apoyo en la propia sede se ha hecho
con el tiempo imprescindible, ya que la llegada de personas demandando no sólo ropa, comida, medicinas, y ayuda económica
para hacer frente a determinados pagos mensuales, sino también para
asesoramiento, información y acompañamiento a determinadas instituciones para
resolver problemas administrativos. No existe en la asociación personal para
afrontar todas estas necesidades, por lo que tienen que ser atendidos la
mayoría de las veces por el tesorero o la administrativa que realizan otro tipo
de tarea. Es normal para resolver algunos de estos temas, buscar el apoyo de
otras asociaciones que de alguna manera nos pueden proporcionar alguna ayuda o
recurrir a personas conocidas, cercanas, familiares que nos informen sobre cómo
atender esas demandas. Las redes sociales suelen ser un canal muy efectivo para
resolver, sobre todo, las necesidades de ayuda humanitaria en el caso de
personas que buscan desde un coche de bebé, hasta una silla de rueda para un
anciano o un traje de comunión. La difusión se hace de forma muy rápida y llega
a muchas personas que siguen nuestro trabajo a través de este medio. Estas
personas que son voluntarias anónimas no suelen identificarse, aparecen y desaparecen
en el día, pero siguen siendo un gran recurso para resolver problemas de
primera necesidad.
Para abastecer las necesidades de alimentos contamos
con la gran ayuda del Banco de Alimentos, que nos proporciona mensualmente
aquellos productos de primera necesidad para nuestros usuarios. No disponemos
ni de personal, ni de vehículo adecuado para el transporte y organización de
estos alimentos, por lo que todo corre a cargo de las personas que en ese
momento suelen estar en la sede trabajando en tareas educativas o
administrativas. La demanda de ropa, mantas o calzado suele ser a diario, por
lo que son muchas las personas que llegan a nuestra sede e interrumpen el trabajo
que se desarrollaba en otros ámbitos. Por este motivo se decidió dedicarle dos días
en semana al reparto de esta ayuda. Para esta tarea hemos contado, a lo largo
de los años con distintas personas, desde personal del Plan de Empleo,
voluntariado europeo, personal del Servicio a la Comunidad o algunas personas
voluntarias que se han ofrecido a hacer este reparto dos días en semana.
Reparto de juguetes en Río Martil
Desde hace varios años contamos con la ayuda de Hanan algunos martes y los jueves.A Hanan la conocimos hace 8 años porque llegó a Digmun
buscando ayuda. Ella y su hija de tres años habían sido arrojadas a la calle
por su pareja y padre de la niña, después de haber sido maltratada. Se
encontraba en la calle, sin casa, comida, dinero y sin papeles para recibir
ninguna atención por parte de Asuntos Sociales.
Después de una intensa búsqueda de recursos para buscarle
un lugar para que vivieran, sin resultado ninguno, pudimos encontrar un garaje
que contaba con aseo, gracias a la colaboración de un voluntario que nos cedió
este lugar. Equipamos el garaje contando nuevamente con la ayuda de personas
anónimas que nos cedieron una cama, mesa, sillas y enseres de cocina, y allí se
instalaron durante dos años. Ante una situación que se seguía alargando en el
tiempo y sin solución, el final fue demasiado alarmante, ya que Hanan volvió de
nuevo a los brazos del maltratador para quedarse embarazada y volver a ser
maltratada. Al cabo de los años conseguimos que lo denunciara, y por suerte, él
tiene orden de alejamiento y todos viven lo mejor que pueden en una casa y con
ayudas por ser víctima de violencia de género. Hanan nunca olvida el cariño y
la ayuda que recibió por parte de todo el equipo de Digmun durante tantos años.
Por este motivo, se ha convertido en nuestra voluntaria más antigua y más
asidua. Ella se ofrece para limpiar el local, para ordenar ropa, para traducir,
para acompañar a mujeres a arreglar documentación, a participar en los
mercadillos solidarios y para un sinfín de tareas más. Pagar con ayuda, la
ayuda recibida debería ser lo normal, pero casi nunca suele pasar.
Hanan y Busi, voluntarias encargadas de repartir y ordenar ropa
La adquisición de ropa y otros enseres para el reparto
de ayuda se obtiene por distintos canales. Casi siempre suelen ir personas a la
oficina para llevar la ropa que ya está fuera de temporada cuando termina una
estación, o llaman por teléfono para que vayamos a recogerla. Nunca falta ropa
y calzado en la asociación, por ese motivo siempre esta demanda suele estar
cubierta. Por otra parte , existen determinadas asociaciones y colectivos
peninsulares que hacen recogida a lo largo de todo el año con campañas ,
conciertos o pidiendo en establecimientos o instituciones públicas. En estos
casos colaboran con nosotros y nos la
hacen llegar bien a través del servicio de mensajería o en persona, entre estas
asociaciones están “Zaragoza online Solidaria” “Asociación Arena” “Bomberos de
Sevilla”…etc.No podemos olvidar la ayuda que
recibimos desde hace más de seis años de Rosana y Teresa.
Rosana vive en Gibraltar y con
un barco que atraca en el Puerto Deportivo con la llegada del buen tiempo, nos
aporta todo tiempo de artículos para el reparto diario. Antes de partir, nos
avisa de su llegada y nos pregunta qué es lo más inmediato que necesitamos,
para hace una selección previa de lo más urgente. En su propia casa dispone de
una habitación donde va acumulando poco a poco con la colaboración de sus
conocidos, todo aquello que posteriormente nos aporta a nosotros. Rosana trae
el barco siempre repleto de todo lo necesario: ropa, calzado, coches de bebés,
sillas de rueda, mantas, material escolar y deportivo, medicinas y hasta
enseres de cocina. Antes de su llegada nos avisa y buscamos una cuadrilla de
voluntarios que nos ayude a vaciar el barco y transportar todo en coches
particulares. Una vez que desembarcamos la mercancía la transportamos a la sede
y desde allí comienza el reparto, ya que desde Gibraltar viene todo perfectamente
clasificado y ordenado. La ayuda de Rosana nos abastece para bastante tiempo y
cubre las expectativas de muchos usuarios. Su colaboración es de gran
importancia, sobre todo, porque detrás de
esa entrega , hay una dedicación previa
muy minuciosa de recogida y clasificación en solitario de una mujer que
cree que la solidaridad es la única forma de proporcionar el bienestar a
personas que no han tenido la suerte de tener todo lo necesario para un vida
digna.
Rosana, voluntaria de Gibraltar
Teresa es asturiana y pasa gran parte del año en Río Martil. Ella , además de colaborar con donativos, es una excelente artista de la costura y del croché .Colabora con sus primorosas labores de forma incansable y luego todos sus primores son vendidos en los mercadillos solidarios o por las redes sociales Con ese dinero sufragamos muchas de las necesidades que vienen a nuestra sede, como medicinas, consultas médicas, pago de luz, material escolar, alimentos......etc
Teresa voluntaria asturiana
El año pasado se puso en contacto con nosotras un
chico y una chica de Alicante, que habían visto nuestro trabajo en las redes
sociales y que estaban dispuestos a ejercer un voluntariado para cualquier
actuación que nos fuera de utilidad. Luis y Ana pasaron con nosotros 15 días. Venían de Segorbe
(Alicante). Dejaron su propio trabajo durante todo este tiempo y se alojaron en
un piso pagado por ellos. Llegaron con un gran equipaje de ayuda humanitaria
recogido en su pueblo, gracias a la
colaboración de todas aquellas personas a las que previamente habían solicitado
todo tipo de artículos necesarios para repartir en Ceuta. Ana es enfermera por
lo que además de colaborar en distintos talleres y realizar diversas
actividades, también puso en marcha taller de salud, sexualidad y de prevención
de enfermedades. Luis impartió charlas de violencia de género y de derechos
humanos, además de colaborar en el reparto y organización de ropa para los
inmigrantes subsaharianos. Este pasado mes de noviembre, Luis volvió a
visitarnos y ya no hizo falta decirle dónde tenía que colaborar, pues él es uno
más de nosotros y conoce a la perfección donde están las mayores necesidades
Luis y Ana impartiendo talleres de violencia de género
A continuación se han recogido las
experiencias de las personas que están actualmente vinculadas al trabajo de
Digmun.
“No me gusta decir que ser voluntaria me ha hecho mejor
persona, si te haces voluntaria es porque ya lo eras, pero al serlo aprendes a
abrir tu mente, a tener ideas y proyectos nuevos, a conocer personas de
diferentes culturas, religiones que me han aportado conocimientos nuevos, así
como un aumento en la confianza en mí misma. Ha favorecido mi autoestima al
saber que mi pequeña contribución e implicación con las mujeres, niños y niñas
es cada día una labor más gratificante, me hace sentir orgullo de que gracias a
mi humilde ayuda muchas de estas mujeres usuarias de nuestra Asociación Digmun
vienen a nuestros talleres de alfabetización y son capaces de escribir y leer
su nombre o poner la fecha en la pizarra con tan solo decírselo yo, o recibir las
gracias en nuestra sede cuando reparto ropa, juguetes, calzados a todas
aquellas mujeres que se acercan esperando nuestra ayuda en esto y en cualquier
otros problemas o necesidades que les van surgiendo, intentando solucionarlos
en la medida que nuestra asociación puede”. Ana Piña
“El colectivo con el que Digmun trabaja, está lleno de humildad, sencillez
y generosidad, haciendo que las personas que tenemos la suerte de darles
nuestro apoyo en la medida de lo posible, nos sintamos bien, buenas
personas y orgullosos de poder contribuir a mejorar su situación.
Puedo decir que me gusta mi trabajo, que
disfruto realizándolo, que tanto mis compañeros como las mujeres y niños
con los que trabajo personalmente, hacen que cada día me levante con ganas de
más, de seguir aprendiendo de ellos, intentando ayudarles en todo lo que pueda.
Digmun es una asociación que está formada por un
equipo de profesionales y voluntariado llenos de humanidad, donde el
ambiente que se respira es familiar y afectivo con sus usuarios.
Trabajar en Digmun me está haciendo crecer como
persona, como profesional, y sobre todo ir a trabajar cada día con
ganas a un trabajo en el que puedo sentirme bien en todos los aspectos. Raquel”
“Mi experiencia en Digmun está siendo de lo más enriquecedora, tanto a
nivel personal como profesional. Por ejemplo, gracias al trabajo realizado con
los niños y niñas de educo he podido conocer la situación de niños y niñas que
pese a que desean estudiar no pueden hacerlo. Aquí se les brinda la oportunidad
de poder aprender el español y tener algo parecido a lo que conocemos como
educación formal. Sin embargo, en esta realidad triste, también he conocido la
cooperación, la solidaridad y sobre todo, la empatía”Bea
"He visto crecer a nuestra asociación, llegar cada vez a más personas y
resolver situaciones difíciles de colectivos muy desfavorecidos. Sabes que no
vas a cambiar el mundo, pero también sabes que a través de organizaciones como
la nuestra colaboras para que sea un poco más fácil y más amables para
determinadas personas. En todo este trayecto hemos pasado momentos muy duros,
muy difíciles, y hemos sentido desasosiego y soledad, pero sabíamos que lo que
hacíamos era lo correcto, lo necesario para que el mundo sea un poco más justo;
y nos hemos animado entre nosotras, y consolado, porque sabíamos que estábamos
en el lugar que teníamos que estar. También han sido muchos los momentos de
satisfacción, alegría y emoción, compartido entre personas de diferentes
ámbitos, pero con los mismos objetivos y con las mismas ganas de seguir
luchando y trabajando juntas y con ilusión”Paloma vicepresidenta Digmun, socia
fundadora
“Cuando me dijeron que sería una profesora de apoyo en el
proyecto integra2 de Educo, no pensé que esos niños fueran a robarme una parte
de mi corazón. Ni que me involucraría tanto con ellos, que no podría pasar ni
un día sin pensarlos o buscar una forma de hacerles crecer, de hacerles saber
que estamos aquí, que estamos para ellos, para darlo todo por ellos, que es lo
que veía en todo el equipo de Digmun.”Hounaida
“DIGMUN, cuyas
siglas han sido pioneras en Ceuta por su labor humanitaria y su implicación y
compromiso en hacer de la educación una herramienta accesible para todos, y en
especial, en los colectivos más vulnerables.
Entre estos
colectivos, nos centraremos en el que nos ocupa, los MENA (Menores Extranjeros
No Acompañados), cuyas siglas creemos necesario especificar debido a la
desinformación y estigma social que este colectivo sufre.
Gracias a DIGMUN
hemos tenido la oportunidad de descubrir, desde dentro, cómo es verdaderamente
la realidad de cada uno de estos jóvenes y la heterogeneidad del propio grupo,
derrumbando de esta forma los falsos mitos y prejuicios que
tanto la sociedad, los medios
de comunicación y las redes sociales se han encargado de fraguar año tras año.” monitores/as Menas
“Es
importante señalar que Digmun es una de las primeras instituciones feministas
en la ciudad. Su carácter pionero y la veteranía hace que los cimientos de la
asociación estén bien fundamentados. Esta lucha por dignificar y visibilizar a
las mujeres y a las niñas y niños no solo busca dotar de herramientas
lectoescritoras, sino que también lxs empodera y hace sentir valoradxs dentro
de un contexto en el que podrían pasar totalmente desapercibidxs.”Navila
“Digmun te hace mejor persona y te hace crecer por
dentro. Porque cada “gracias”, cada sonrisa, cada vez que alguien junta las
letras correctamente, lee una oración y la entiende ,tu corazón se expande. Y
un aire de ternura lo envuelve todo, pero es una ternura fuerte, de saber que
estás haciendo un buen trabajo, algo necesario y justo.”
Yo he sido feliz en Digmun .Alicia
“Para mí, una persona ajena al ámbito social y de las
ONG, el voluntariado en general y el de Digmun en particular, ha supuesto una
fuente de enriquecimiento personal, ya que hasta que llegué a la asociación no
había conocido a nadie que dedicará parte de su tiempo a los demás, de una
manera desinteresada.
En Digmun
empezando por la Presidenta que es la principal voluntaria, pasando por el
voluntario/a que ha estado algún año con nosotr@s o el que simplemente ha
venido un día a colaborar es digno de admiración y por mi parte siempre les
agradezco su dedicación a los usuarios/as de nuestra asociación, que por lo
general acuden a nosotros como última instancia para recibir ayuda.”Victor tesorero de Digmun
"Para mí es
muy sencillo ser voluntario, ya que desde pequeño me inculcaron la necesidad
que había en la sociedad de colaborar con las personas más necesitados, es por
este motivo, por lo que pienso que es mi forma de colaborar para conseguir un
mundo más justo. Imparto un taller con mujeres que necesitan ser alfabetizadas
para su inserción laboral y social . Ellas me aportan a mi mucho más cada día
de los que yo les doy a ellas".Rubén
"Jamás pensé
que el voluntariado con Digmun podría aportarme tantas experiencias y
sensaciones. Para mí fue una especie de renacer, de abrir los ojos a una nueva
realidad social, ya que llevaba en Ceuta muy poco tiempo cuando descubrí el
trabajo de Digmun. Me impliqué con los menores sin escolarizar dándoles apoyo
educativo. Nunca pensé que me robarían el corazón y que me involucraría a
diario con ellos".Mariam
"Como educadora
social de Digmun, podría decir que he aprendido mucho sobre mi profesión. Pero,
me gustaría más hablar como Mariola; ya que Digmun, te ofrece esa visión de lo
que es trabajar, ser tú misma, sin máscaras.
Llevo en esta
asociación, casi 2 años y medio; empecé aquí gracias al Plan de Empleo Juvenil.
Era mi primera experiencia como educadora social, por lo que estaba bastante
nerviosa, no sabía si lo iba hacer bien, si me iba a llevar bien con mis
compañeras y compañeros, que tipo de personas y situaciones me encontraría… mil
preguntas, las cuales fui respondiendo poco a poco. Durante este periodo, fui
monitora de niños y niñas, a los cuales se les negaba el derecho a asistir a un
colegio; esto para mí fue un reto, ya que tenía que conseguir que esos niños y
niñas, se sintieran como un centro educativo, aprendieran, respetaran, se
divirtieran… en definitiva, que fueran felices y, sobre todo, que vivieran una
infancia lo más inocente posible, dentro de mis posibilidades.
Tras acabar mi
paso, como educadora del Plan de Empleo, Maribel me dio la oportunidad, de
poder seguir formando parte de este gran equipo. Me ofreció un puesto como
educadora social, coordinando los distintos proyectos en los que trabajamos,
algo que no dudé ni un segundo en aceptar. En este puesto de trabajo, llevo
casi dos años y, podría decir, que han sido de los más especiales. He aprendido
mucho, pero no solo como profesional, si no como persona. He dejado de valorar
las cosas materiales que me rodeaban, he roto estereotipos, prejuicios y todo
aquello que me hacía no ver lo que hay dentro de las mujeres, de los niños, de
las niñas, de los hombres… de las personas en general. Valoro mucho más a mi
familia, a mis amigos, a mis amigas y a toda la gente que me rodea. Podría,
incluso decir, que, en estos 2 años, he sido un poco más feliz, más madura y,
lo más importante, más humana.
Por lo tanto, si
algo he aprendido y me ha enseñado DIGMUN, es a valorar lo que tengo, ser
agradecida y, por supuesto, que una pequeña acción, puede ser algo muy grande
para alguien. No hay que dejarse llevar por comentarios, que no son pocos,
sobre nuestra labor; quien trabaja en el ámbito social, y cree en ello, sabemos
que nuestra profesión se lleva desde el corazón, sabiendo para lo que
estudiamos y siendo fuertes para seguir ayudando a esos colectivos que, por
desgracia, no son bien recibidos en esta “nueva” sociedad.
Gracias DIGMUN, por
hacerme creer aún más en un mundo mejor y, sobre todo, por dejarme participar
de ello. Es un orgullo formar parte de esta familia y, espero, poder seguir
empapándome de historias, de alegrías, de tristezas, de ayuda, de solidaridad,
de humildad…,Mariola
Este articulo fue publicado en el libro editado por la UGR de la Universidad de Ceuta con el título "Con mis manos y una sonrisa" (experiencias de voluntariado en Ceuta 2018)