ALGO MÁS QUE ENSEÑAR
El haber ejercido
mi profesión en todas las etapas educativas que contempla nuestro sistema
educativo, durante 43 años, me ha permitido tener un conocimiento muy amplio de
lo que encierra la palabra EDUCAR desde un punto de vista muy personal.
Cada etapa
requiere una estrategia y un trato distinto con el alumnado que nos encontramos
en el aula. Aunque los objetivos y los contenidos que se trabajan vienen
marcados, muy claramente, en cada una de las distintas leyes de educación. Estas
leyes no recogen las peculiaridades del alumnado y las necesidades individuales
que cada uno demanda, así como su
situación familiar . El conocimiento de estos aspectos facilita el proceso
educativo para que los resultados finales sean lo más satisfactorios posibles.
He impartido clases desde las edades más tempranas (educación infantil),
pasando por la educación primaria y la antigua segunda etapa (actualmente sexto
de primaria y primero y segundo de la ESO) hasta aterrizar en la educación de adultos.
Educar a niños y
niñas en la etapa de educación infantil requiere
por parte del profesorado una mayor atención a las características emocionales
de este alumnado, por ser una etapa en la que el niño se acaba de separar del
seno materno y tiene que encontrar en la escuela la seguridad y confianza que
le da la familia, de la que se ha visto privada. La paciencia, la creatividad y
la afectividad deben ser las cualidades fundamentales que debemos tener
presente en esta etapa para poder atender las necesidades, tanto del alumnado
como de su familia.
La etapa de la educación primaria es uno de los momentos
educativos más importantes en la vida de niños y niñas. La comprensión de las
realidades individuales nos permite una cercanía muy necesaria para motivarlos
en las tareas y ayudarlos en su formación educativa. Equilibrar la cercanía con
nuestra autoridad es muy importante para que el alumnado conozca dónde están
los límites en las normas de clase. Cada alumno tiene un ritmo de aprendizaje
distinto y asume las normas establecidas según su propio criterio, por este
motivo, la paciencia, la observación y la planificación, son requisitos
importantes para la puesta en marcha de una práctica docente con garantía de
éxito.
Cuando tuve la oportunidad de
impartir clases en un centro de adultos,
descubrí la importancia de una metodología adaptada a un alumnado muy diferente al que
había tenido durante gran parte de mis años de docencia. Ese descubrimiento se
fue haciendo poco a poco porque ninguna guía educativa me proporcionaba los
datos suficientes para conocer a fondo las peculiaridades de este colectivo que
era nuevo para mí y con unas características más específicas por ser de Ceuta
La mayoría del alumnado que me
encontré entonces y con los que sigo en la actualidad, son mujeres musulmanas y de origen marroquí.
Su lengua materna es el dariya (dialecto árabe
que se habla en la zona norte de Marruecos). Algunas de ellas han nacido en los
barrios de la periferia de
Ceuta( El Príncipe, Sarchal…) pero no fueron
a un centro educativo por lo que no están alfabetizadas y su nivel de español
es muy bajo, ya que apenas salieron del entorno donde viven, por lo que han
tenido poco contacto con castellanohablantes.
Otras nacieron en Marruecos y viven en Ceuta, o se desplazaban, antes de cierre de la frontera, desde su país de origen hasta nuestra ciudad
por cuestiones de trabajo.
El objetivo fundamental que
persiguen es el conocimiento de la lengua castellana tanto hablada como
escrita, ya que gran parte de ellas poseen un bajo nivel de lecto-escritura y
un gran desconocimiento de la lengua oral. Pretenden una mejora en la
comunicación para poder adaptarse mejor al entorno en el que viven, para la
búsqueda o la mejora de empleo o para tener un mayor acercamiento al proceso
educativo de sus hijos. En un principio, la motivación inicial parte de lo
expuesto anteriormente, pero una vez que asisten a las clases y participan
activamente en todas las actividades educativas y complementarias del centro,
su interés se convierte no solo en un interés educativo, sino también en un
interés social y de relación con el resto del alumnado con el que conviven a
diario.
Tienen mucha dificultad de
aprendizaje porque a pesar de la gran motivación que les anima a asistir, la
continuidad no siempre es la necesaria para que los resultados sean los
adecuados. Las circunstancias familiares de cada una de ellas son, en gran
parte, un inconveniente para que asistan a diario. Antes de comenzar su jornada
educativa deben tener resuelto todos los temas domésticos de los que se ocupan
con gran esmero y dedicación, asumiendo que estas tareas no deben ser
compartidas con su marido. En algunos casos, son los maridos los que les
impiden acercarse al centro educativo, o una vez que ya han comenzado a asistir
les ponen múltiples inconvenientes. El temor a que la socialización y la
formación que puedan adquirir en el centro de adultos, sean motivos para que se
muestren más independientes y conozcan mejor sus derechos, suele ser un
obstáculo para una asistencia regular, incluso el que haya hombres en el aula
puede ser también otro motivo para que
dejen de asistir . El cuidado de sus hijos y la responsabilidad del control de
su educación es otro factor añadido. Se despiertan mucho antes del amanecer
para realizar todas sus tareas domésticas y dejar a los niños en el colegio antes de asistir a clase. Las que
venían de Marruecos para trabajar en Ceuta, salían de su domicilio de madrugada
para cruzar la frontera y estar en su lugar de trabajo antes de las 9 de la
mañana. Asistían a clase al finalizar su jornada laboral, en horario de tarde,
y volvían a su país de origen al anochecer para atender todas las necesidades de su familia.
Suelen ser muy vulnerables por
varios motivos: escasa formación y desconocimiento
del idioma porque solo ejercen el rol de ama de casa, saliendo de su entorno
familiar exclusivamente para asistir a clase o para realizar las gestiones
relacionadas con su papel de madre-esposa, por lo que tienen una autoestima muy
baja y piensan que no están capacitadas para asimilar el proceso lector. Si son
víctimas de violencia de género, no se atreven a denunciar. Solo
en el caso de una fuerte motivación, que viene acompañada de alguna charla o
debate sobre el tema en clase, son capaces de sacar a la luz de forma muy
privada, el calvario que están sufriendo. Tienen miedo por el futuro incierto
que les espera , ya que no tienen independencia económica y no conocen los
recursos asistenciales que la ciudad posee para los casos de violencia machista.
A pesar de los inconvenientes
que nos encontramos en el proceso educativo de este alumnado, el entusiasmo, el
esfuerzo, la dedicación y el gran interés que manifiestan diariamente es lo que
garantiza, en gran medida, el éxito de su aprendizaje, por lo que en su mayoría,
consiguen asimilar la técnica de la lecto-escritura y mejorar su expresión
oral, llegando incluso a acceder a las Enseñanzas Iniciales o a la Educación SecundariaLa educación de adultos no solo
es enseñar, es empatizar, socializar y conocer muy de cerca los inconvenientes
de este alumnado para con paciencia, afectividad y comprensión, conseguir los
objetivos propuestos.
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